En el último suspiro, los grandes del mercado «tiraron» abajo dos de los tres índices americanos. El Dow y el S&P 500 volvieron al territorio negativo en el último momento sin razón aparente, aunque los analistas se han apresurado a achacar el bajo tono de la sesión al hecho de que no han desaparecido los miedos respecto a la deuda europea.

Tras una apertura dubitativa, los índices comenzaron a «desperezarse» poco a poco para hacer lo que suelen hacer en los últimos tiempos: volver al territorio positivo a partir de media sesión. Pero esta vez todo tenía menos convicción y se veía desde el principio. Sólo el tecnológico Nasdaq pareció sobreponerse desde el comienzo a la situación, pero tampoco con demasiada claridad.

Sea por los miedos o por el «mal de altura», mi impresión es que ayer se aprovechó para hacer un alto en el camino y asimilar lo ocurrido en los últimos tiempos. Sesiones bajistas que terminan al alza constantemente, pérdida de fuerza que amenaza con derrumbe y remontada espectacular que lleva todo al punto de partida o más arriba. Y todo en muy poco tiempo, así que es normal que los inversores se paren un poquito a coger aire y, sobre todo, a tratar de averiguar por dónde van los tiros.

Ayer fue la sesión propicia para este ejercicio y los índices lo notaron. El Nasdaq avanzó un 0,18% mientras el Dow perdía un 0,18 y el S&P 500 otro 0,13%. Poca cosa, pero el bajón de última hora es lo más significativo y lo que habrá que desentrañar su significado.