Podría contaros lo roja que es su tierra; lo generosa que son sus gentes y las duras condiciones de vida que sufren, por algo este territorio aparece como el tercero o el séptimo país del mundo más pobre, según sea la fuente consultada.
Lo del menos es la clasificación, es evidente que es un país muy pobre donde la población, sobre todo rural, vive en condiciones paupérrimas: no hay electricidad para muchos, por supuesto, nada de agua corriente (hay que ir a buscarla a los lejanos pozos), las carreteras asfaltadas brillan por su ausencia… Pero no quiero hablaros de Burkina, repito, sino de uno de sus niños, Blaise.
A Blaise Kambou le gusta ir al colegio, todo un mérito en un país donde la tasa de analfabetos es grande, aunque su caso no sólo es meritorio por lo anterior, sino porque Blaise vive solo en la aldea de Holly, cerca de Gaoua. Duerme en la calle o donde buenamente puede. Suele vagar de casa en casa para que alguien le acoja por la noche. A veces tiene suerte, otras no. Come de la caridad pero intenta no faltar al cole.
No se sabe cuántos años tiene Blaise, su maestro, que dice de él es aplicado, le calcula unos 8. El niño no es huérfano, aunque como si lo fuera. ¿Su desgracia? Una hernia en los testículos que le provoca grandes dolores y problemas para caminar. Esa fue la excusa para que sus padres se desentendieran de él: asuntos de brujería dijeron, algo que cuesta comprender en Occidente pero que es muy común en un país donde las acusaciones de brujería están a la orden del día: los acusados/as de brujos/as se encuentran de la noche a la mañana despojados de lo poco que tienen, apoyo familiar incluido.
Blaise tiene una tía que está dispuesta a hacerse cargo de él. ¿El problema? Vive a 4 kilómetrosde la escuela, y, aunque es una distancia que muchos niños hacen a pie cada día, en bici los más afortunados, a Blaise le resultaría imposible debido a la hernia. No saben desde cuándo Blaise tiene este problema: su maestro, que le conoce hace dos años, le llevó al hospital donde le confirmaron que se podía operar. Pero, como suele ser habitual en estos casos, es una cuestión de pasta. Y Blaise no tiene nada, más que ganas de estudiar.
Los miembros de la asociación CIM Burkina, (www.cim-burkina.com), quienes están moviendo el caso de Blaise, estiman que el coste de la operación y la estancia en el hospital se eleva a 600 euros. Algo más si tuvieran que operarle en Ouagadougou, la capital del país.
Sí, es cierto, son tiempos de crisis… pero como me reconoció una vez el difunto maestro Enrique Morente, “Para algunos las crisis son permanentes”.
Sin la operación, este niño no tendrá calidad de vida alguna suponiendo que consiga sobrevivir muchos años. Si se le opera, podrá hacer vida normal.
Si quieres ayudar a Blaise, puedes hacerlo a través de la web de CIM Burkina en el apartado “Colabora”. El número de cuenta es el 1491-0001-26-2035407127. Basta indicar en la transferencia el concepto Para Blaise. Todos los que colaboren recibirán detalle de los gastos de la operación e información sobre la evolución del niño.
Más información: www.cim-burkina.com
O Llanos Rodríguez: [email protected]
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