Queridos míos:

Hubo un tiempo difícil en España. Fue hace muchos años. Muchos. Luego vino otro tiempo de esperanza, de creer que el mundo mejoraría. Y, más tarde, las cosas, otra vez se han puesto muy difíciles. Es el tiempo vuestro.

En aquellos años se consiguieron mejoras importantes en las condiciones de vida. No fue fácil, pero en este país, ese que tú, Manuel, me preguntas si está muy lejos, muy poco a poco, se fueron consiguiendo lo que hoy tenéis: ir al cole gratis, tener un médico que te vacunaba y te daba medicinas cuando estabas enfermo, y a vuestros abuelos y bisabuelos, cuando ya eran mayores y no podían trabajar les daba todos los meses dinero para que  pudieran tener una vejez tranquila.

Los trabajadores tenían derecho a no ser despedidos, a vacaciones, a que cada año se mejoraran los salarios, el dinero que todos los meses les pagaban por trabajar. Eso se conseguía con una cosa que se llamaba negociación. Unos señores en nombre de los trabajadores se reunían con otros señores, los dueños de las fábricas y las oficinas y las tiendas de ropa y los talleres donde se hacen los coches, y se ponían de acuerdo en muchas cosas: el dinero, las vacaciones, los despidos.

Todo funcionaba, más o menos bien. Costaba mucho, pero las cosas iban mejorando. A todos nos quitaban un poco de dinero y con eso pagábamos las escuelas, los hospitales, los asilos para los abuelos, los médicos. El caso es que ahora, todo ha cambiado. La gente que gobierna ha puesto nuevas normas. Y parece que lo que pagamos no es suficiente.

Los que gobiernan, los que mandan en este país, quieren que paguemos otra vez por ir a la escuela, que paguemos por ir al médico, por ejemplo. Que lo que la gente reciba menos dinero por trabajar. Y mucha gente no tiene donde ir a trabajar. Y hay niños que no pueden comprarse chuches, ni comprarse refrescos, ni ropa, porque sus papás no tienen trabajo y no les dan dinero.

Por eso veis en televisión que hay mucha gente que sale a la calle con carteles para quejarse y protestar. Se llaman manifestaciones porque la gente manifiesta que no está contenta.

Yo no sé cómo acabará todo esto. Pero quiero deciros que todo es muy difícil. Y parece que, durante mucho tiempo, van a ir las cosas a peor. Tengo miedo de que vosotros tampoco tengáis trabajo cuando seáis mayores y que tengáis que pagar por ir a la universidad y a los hospitales y que os puedan despedir sin razón de vuestro trabajo y que no tengáis donde trabajar.

Sé que no son buenas noticias, pero creo que tenéis que saberlas para que un día vosotros sepáis que hubo otro tiempo más feliz, en los que la gente intentó cambiar las cosas.

Hubo una mujer que escribía para niños. En este poema habla de los burros. Os lo pongo para que veáis que a veces los hombre son más burros que los propios burros:

El burro nunca dejará de ser burro.
Porque el burro nunca va a la escuela.
El burro nunca llegará a ser caballo.
El burro nunca ganará carreras.

¿qué culpa tiene el burro de ser burro?
En el pueblo del burro no hay escuela.
El burro se pasa la vida trabajando,
tirando de un carro,
sin pena ni gloria,
y los fines de semana
atado a la noria.

El burro no sabe leer,
pero tiene memoria.
El burro llega el último a la meta,
¡pero le cantan los poetas!

El burro duerme en cabaña de lona.
No llamar burro al burro,
llamarle “ayudante del hombre”
o llamarle persona.