La alegría va por barrios. O por ciudades. Madrid y Barcelona se mantienen, pese a la crisis, entre las 50 ciudades del mundo con mejor calidad de vida, según un estudio de Mercer realizado desde la perspectiva de los directivos enviados a 211 capitales y que toma a Nueva York como referencia de calificación. Pero la capital de España pierde seis posiciones en esta clasificación (muy utilizada por las multinacionales para fijar las compensaciones a sus directivos por ir a determinadas ciudades a trabajar) y pasa del 43º de 2011 al 49º actual, cuando la de Cataluña se mantiene en el puesto 40º. Madrid encuentra un cierto consuelo al superar claramente a Barcelona en infraestructuras: puesto 34º, frente al 57º de la capital de Cataluña.
Viena (Austria) mantiene el primer puesto como la ciudad del mundo con más calidad de vida, tras Zurich (Suiza), Auckland (Nueva Zelanda), Munich (Alemania), Vancouver (Canadá). Dusseldorf (Alemania) pierde un puesto y es 6ª. Otra ciudad alemana, Frankfurt, es 7ª. Ginebra (Suiza), es 8ª; Copenhague (Dinamarca), 9ª, y Berna (Suiza) y Sydney (Australia) comparten el décimo lugar.
Las ciudades de Europa Occidental con peor posición de la lista son Atenas (83º) y Belfast (64º). Dublín ha caído nueve lugares desde el año pasado y ahora ocupa el 35º, principalmente debido a un aumento del nivel de criminalidad y a las inundaciones sufridas. Praga, en la República Checa, es la ciudad de Europa del Este mejor situada en la lista (puesto 69º), seguida por Budapest, Hungría (74º), Ljubljana, en Eslovenia (75º), Vilnius, en Lituania (79º), y Varsovia, en Polonia (84º). La ciudad europea más baja en la clasificación es Tbilisi, Georgia, que figura en la posición 213º, casi al nivel de Bagdad o Puerto Príncipe.
En general, las ciudades europeas siguen teniendo una calidad de vida alta, como resultado de una gran estabilidad, el aumento de los estándares de vida y unas avanzadas infraestructuras. No obstante, la crisis económica, la tensión política y el alto desempleo en algunos países europeos han deteriorado la percepción que tienen los directivos de las multinacionales.
Con seis ciudades entre las 10 primeras, las ciudades europeas también salen bien paradas con respecto a las infraestructuras. Frankfurt y Munich ocupan el segundo lugar, seguidas por Copenhague (4) y Dusseldorf (5). A Londres (6) y Hamburgo (9) les sigue París, que ocupa el puesto 12. Budapest (67) es la ciudad con el puesto más alto en cuanto a infraestructuras dentro de Europa del Este, seguida por Vilnius (74) y Praga (75), mientras que Yerevan (189) y Tbilisi (201) ocupan los puestos más bajos.
Las infraestructuras de las ciudades alemanas y danesas están entre las mejores del mundo, en parte debido a sus aeropuertos, las conexiones internacionales y nacionales y el alto estándar de los servicios públicos. El alto puesto alcanzado por Londres refleja una combinación de alta calidad en los servicios públicos que ofrece y de un amplio sistema de transporte público, incluyendo aeropuertos, el metro de Londres, autobuses y trenes.
Bagdad y Puerto Príncipe, las peores ciudades del mundo
Las ciudades con la peor calidad de vida son Bagdad (Irak), Bangui (República Centroafricana), Puerto Príncipe (Haití), N’Djamena (Chad) y Jartum (Sudán).
En esta edición, el informe de Mercer identifica también las ciudades con mejores infraestructuras, basándose en el suministro eléctrico, disponibilidad de agua potable, servicios de teléfono y Correos, transporte público, tráfico y el número de vuelos internacionales que tienen los aeropuertos locales. Singapur encabeza esta clasificación, seguida de Frankfurt y Munich, compartiendo la segunda posición. Copenhague es 4ª; Dusseldorf es 5ª; Londres y Hong Kong comparten el 6º puesto. Puerto Príncipe (Haití) se sitúa en el último lugar.
“Los desequilibrios en la calidad de vida de las diferentes ciudades tiene que ser compensado, de otro modo provocaremos la falta de movilidad a esos destinos, además del agravio entre quienes son asignados a ciudades de baja calidad de vida frente a quienes son destinados a ciudades de alta calidad de vida”, comenta Rafael Barrilero, socio de Mercer. “Las infraestructuras tienen un efecto significativo en la calidad de vida de los expatriados. Mientras que se dan por sentado cuando tienen un alto estándar, las infraestructuras de una ciudad pueden generar grandes privaciones cuando son deficientes. Las empresas deben proporcionar un paquete de beneficios adecuado para compensar a sus empleados asignados por estos y otros inconvenientes”, explica.
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