La llegada del Dax a la zona de los 7.000 puntos parece el punto elegido por el índice alemán para tomarse un descanso que alimente las dudas de los inversores, no vaya ser que alguien pueda ver el horizonte más o menos despejado. El único índice que se ha comportado ejemplarmente en plena tormenta es ahora el que parece como sin rumbo y mostrando una preocupante falta de fuelle. Cosas del mercado.

El caso es que de apertura parecieron desaparecer los miedos y el Dax volvió a transitar cómodamente por encima de los 7.000 puntos, pero fue como en los dibujos animados. De repente vieron que llevaban un rato corriendo en el aire y ¡¡zas!!. Batacazo que te crió. Al cierre señalaba unas pérdidas del 0,14%, nada comparado con lo que podía haber ocurrido de tratarse de otro índice menos estable.

El resto, esta vez sí, a su bola y para bien. Cierto es que el Dax pesa mucho en Europa, pero parece que el resto de índices esta vez se han olido la tostada y han preferido buscar otros caminos. También es cierto que el índice alemán lleva sin una corrección como Dios manda todo el año y el resto se han permitido dos y a cual más agobiante para los inversores.

Así, el CAC parisino avanzó un 0,68% y el Ibex se permitió de nuevo ponerse a la cabeza de las subidas con un 1.06%. Pero en ambos índices acaba de mostrarse una señal de peligro: han dejado un «hang man» en todo lo alto y con amplio hueco respecto a la sesión precedente, lo que puede ser el anticipo de una correción. Si es así o no, mañana lo sabremos.

Por su parte, el Footsie pasó la jornada entre dos aguas y a veces se «aliaba» con el Dax y otras con el resto de Europa. Al final, logró mantener el tipo y subir un 0,23%. Menos dan las piedras.