Todavía no se han oficializados los resultados obtenidos en el último mes y medio -la actualización previsiblemente se realizará en jornadas próximas-, pero todos los datos apuntan a que Telefónica va a superar los objetivos y expectativas, las propias y las ajenas, que se fijaron con la puesta en marcha de Movistar Fusión. Un plan que no se ha perfilado como una oferta comercial más, si no que la dirección ha querido que sea una articulada apuesta por el mercado español en donde la operadora que preside César Alierta iba perdiendo cuota de forma paulatina.

Las últimas cifras señalan que Telefónica había alcanzado los 430.000 clientes en su oferta integrada en el primer mes de comercialización, que se inició el pasado 1 de octubre, lo que se ha traducido en la recuperación de parte de la competitividad perdida en el mercado nacional. El 76% de los clientes de banda ancha fija se habían acogido a las nuevas tarifas, así como el 57% de los usuarios de móvil.

El objetivo último del programa comercial de Movistar Fusión es parar la sangría de clientes, con la captación de un millón hasta final de año. De este millón de usuarios, aproximadamente 475.000 serán clientes de la Telefónica que se acogerán al nuevo pack de ofertas para reducir su factura, mientras que los 525.000 restantes, según las metas de la operadora, serán nuevos clientes, la mayoría provenientes de sus competidoras.. Son cifras que previsiblemente se rebasarán, aunque los analistas lo que están ahora pendientes es en la repercusión en los márgenes.

Con todo, lo que ya ha logrado es revolucionar el panorama de las telecomunicaciones en España. Frente a este programa que se basa en aunar y combinar ofertas y productos con una única tarifa, las empresas rivales están intentando responder con planes similares, pero la mayoría se centra sólo en una o dos áreas, después de no lograr que la Comisión del Mercado de Telecomunicaciones paralizase la estrategia del líder. En medios del sector se estima que en principio el más afectado va a ser Vodafone, por su menor capacidad para competir en telefonía fija, lo que repercutiría en el ámbito del móvil. Por su parte, Jazztel podría reorientar su política de clientes y ya ha anunciado nuevas tarifas combinadas de ADSL y telefonía móvil. Mientras, Orange, que es más potente en banda ancha, intenta ampliar su base de móviles. La filial de France Telecom manifestó su interés en comprar Yoigo, el cuarto operador español de telefonía móvil, controlado por la sueca TeliaSonera, y esta semana ha anunciado la compra de la totalidad de Simyo, filial española de KPN, que cuenta con unos 380.000 clientes.

Ahora, después del previsible éxito del plan que cuenta con escasos meses de vida, la mirada de los expertos se dirigen a 2013, cuando se producirán más vencimientos de compromisos de permanencia, por lo que Telefónica deberá captar cerca de 1,1 millones de líneas móviles adicionales y unas 400.000 líneas de ADSL. Son metas que parede puede obtener, aunque de nuevo el interés se polariza a si esos crecimientos le servirán para compensará la caída del gasto por cliente (arpu).

Detrás de esta batalla por el cliente permanecen dos factores, que han convulsionado el mercado de la telecos desde que se iniciase el proceso de liberalización: la irupción de decenas de pequeños operadores – y otros, no tanto-, que no invierten en las redes y que pretenden tirar precios utilizando las infraestructuras bàsicamente de Telefénica, y la fuerte apuesta de esta operadora y otras empresas por invertir en fibra óptica y contar así con la llave de su expansión futura.