Déficit intolerable

15/12/2012

Germán Temprano.

Aunque pueda parecer increíble, en estos tiempos de déficits hay cuentas que cuadran casi al céntimo. Ya es mala suerte que justo una de ellas sea la que delata cuál es el valor real de la ideología en esta época hostil en la que, de manera interesada, se tiende a proclamar la uniformidad para diluir las diferencias. Y las hay, y muchas, entre elegir un recorte de algo más de 500 millones en la sanidad madrileña antes que ingresar la misma cantidad a través de un impuesto que sólo afectaría a ciudadanos con patrimonios superiores a los 700.000 euros. Como hombre de letras, no muchas que tampoco hay que exagerar, jamás me atrevería a improvisar estas cifras. La primera la facilita el propio consejero Lasquetty para retar a los sanitarios a que le presenten una opción que suponga idéntico ‘ahorro’. La cuantía referida a lo que supondría la reposición del tributo es la que manejan los mismísimos técnicos de la Hacienda autonómica. Los cálculos se fundamentan en la recaudación de 2007, último ejercicio que estuvo vigente en Madrid el impuesto de patrimonio, y, principalmente, en las declaraciones de los potenciales contribuyentes.

Por tanto, y dado que el señor Lasquetty es al parecer políglota, habrá que convenir que se le ve capaz de mentir en varios idiomas. Sí hay alternativa. Lo que no hay es voluntad. Ya sea por cobardía o por convicción lo cierto es que el Gobierno de Ignacio González, fiel heredero de Aguirre, prefiere que haya enfermos crónicos que se tengan que copagar y repagar las medicinas y los viajes en ambulancia que molestar a los más pudientes con algo tan engorroso como la fiscalidad no sea que se nos hagan vecinos de Calatrava en Suiza. Conclusión que, lejos de antojarse lógica por mor de los hechos, para el PP vendrá a ser un botón más de la demagogia propia de los antipatriotas. Sabido es que siempre es más fácil parapetarse en este simplismo o decir que la calle se incendia porque a los médicos, todo un ejemplo de conciencia social, se les quitan unos euros de la nómina que recapacitar sobre el desastre irreversible que se está causando a la inmensa mayoría de la ciudadanía.

Tampoco resulta difícil hacerse una idea de lo que pensarán pacientes a quienes se les viene a insinuar que usan las ambulancias para irse tumbados a la bartola a darse una vuelta por el hospital (medida disuasoria denominan al cobro de los trayectos) o los vecinos de Lozoyuela y su entorno a quienes se les quita en invierno y en plena sierra un helicóptero de salvamento cuando sepan, además, que costean de manera alícuota 900.000 euros al mes para pagar a una empresa privada por un hospital cerrado. En total once millones de euros del dinero de todos que irán al bolsillo de unos pocos en concepto de nada. Otro ejemplo de esa gestión ejemplar y austera que, después de despilfarrar y dilapidar a manos llenas, cierra hospitales, colegios o televisiones porque dicen que son insostenibles cuando aquí lo único que ya no se puede sostener es tanta falta de dignidad, decencia y vergüenza. Eso sí que es un déficit intolerable.

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