Santiago Lanzuela, un hombre serio y de pocas palabras que presidió el gobierno de Aragón y ahora preside la Comisión de Economía y Competitividad del Congreso, despidió al ministro de Economía, Luis de Guingos en tono familiar: “¡Ojalá aciertes! Y que tengamos paga extra el año que viene”. De Guindos no le contestó, por si acaso. Tampoco quiso pillarse los dedos con el coste del saneamiento bancario. Ante la insistencia de Joan Coscubiela, de IU-ICV, se limitó a decir que “el coste de la reestructuración se sabrá al cabo de los años; el último coste de FROB son 20.000 millones al 5%, y los 40.000 millones de la UE vienen al 0,5%”.

Mientras el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, no ha dado una sola explicación parlamentaria sobre el agujero bancario, la creación del banco malo y las condiciones del préstamo del fondo de rescate europeo, su ministro de Economía lleva siete comparecencias sobre la interminable reestructuración bancaria. No sabemos si, como dijo Vicente Martínez Pujalte, del PP, la tercera será la vencida, pero ese es el objetivo que se ha trazado el Gobierno.

Sobre las “participaciones preferentes” utilizadas por los gestores granujas que falseaban los balances para tapar las vergüenzas con el aprovisionamiento de la pasta de miles de incautos, ofreció De Guindos una primera criba para distinguir entre inversores profesionales e institucionales y pequeños ahorradores. A continuación se someterá el producto al veredicto de un arbitraje privado. A Valeriano Gómez, del PSOE, no le pareció mal la fórmula. Como se sabe, los socialistas proponen que ese trabajo pormenorizado lo realice la Comisión del Mercado de Valores.

Según De Guindos, el procedimiento será similar al que ha comenzado a aplicar Novacaixa Galicia que, de momento, ha devuelto sus depósitos a una docena de ahorradores. Tanto en el caso de Bankia como en el de CatalunyaCaixa Bank y Novacaixa, se mantendrá la oferta del canje del 40% del valor de las preferentes por acciones después del saneamiento derivado del rescate y el traspaso de sus activos tóxicos al banco malo o sociedad de activos SAREB.

La pregunta de Ana María Oramas, de Coacilión Canaria, de por qué no se ofrecieron esos activos al 56% y a 15 años –condiciones del traspaso a la SAREB– y se ofrecieron a sus propietarios, quedó sin contestar, pero la respuesta parece obvia: la banca siempre gana. Lo importante, según de Guindos, es que el crédito al sector inmobiliario, que saltó de 70.000 a 200.000 millones de euros entre 2003 y 2007 –y mantiene un saldo anual de 650.000 millones de euros desde 2008 hasta ahora, recordó el socialista Gómez– disminuya y se dirija obligatoriamente a las empresas industriales y las pymes que crean actividad, empleo y riqueza.

Y acerca del banco malo, De Guindos quiso dejar claro que no va a ser una ONG para los desahuciados, sino “un mayorista de inmuebles” con un Consejo de Administración muy, muy profesional –ya saben: Belén Romana de presidenta y Walter de Luna de director general con Rodolfo Martín Villa, Ana María Sánchez Trujillo, José Ramón Alvarez-Rendueles, Emiliano López Achurra, Javier Trillo Garrigues, Celestino Pardo, Luis Sánchez-Merlo, Remigio Iglesias, Antonio Massanell, Francisco Sancha, Miquel Montes, Antonio Trueba y José Ramón Montserrat de consejeros– para gestionar bienes valorados en 55.000 millones de euros y, lógicamente, obtener beneficios. Como saben, el banco malo no ha admitido inmuebles de menos de 100.000 euros. Por lo tanto, poco o nada deben esperar de él los jóvenes y los sin techo más desfavorecidos. Palabra de De Guindos.