La cosa va de conservas. Como las que se hacían antaño en las casas y en algunas, afortunadas, se siguen cocinando a fuego lento… Conservas Ferrer nace en 1964 en Lleida como un negocio familiar de recolección y comercialización de trufas frescas, primero, y de conserva artesanal de setas más tarde.

Conservas Ferrer

“En los años 80 la buena marcha de la empresa hace que nos tengamos que trasladar a las instalaciones actuales de Santpedor, en Barcelona y que abramos una segunda planta de producción en Moraleja, Cáceres”, explica Oriol Puig, del departamento de marketing.

Poco a poco, la empresa va creciendo y también aumenta el número de referencias: a mediados de los 90 lanzan las salsas y conservas vegetales y actualmente tienen unas 150: platos como los de antaño con todas las garantías de un proceso de fabricación innovador. Este mes, por ejemplo, han lanzado una gama de caldos caseros y crema de calabaza. “El año que viene queremos entrar en el mercado de los frutos secos”, añade.

Caldos caseros

En la actualidad, la compañía emplea a más de 60 personas y exporta sus productos a más de 50 países: la mayor presencia la tienen en Europa (Alemania, Países Bajos, Francia…), en EEUU y en Latinoamérica. “La expansión continúa, nos estamos introduciendo en Australia y tenemos la vista puesta en Asia”, comenta. Las exportaciones representan el 12% de la facturación, que en 2011 fue de 12 millones de euros. En España están muy presentes, por proximidad, en Cataluña aunque también en Madrid y está aumentando en el norte, especialmente en el País Vasco.

Salsas

En su trayectoria, uno de los mayores retos a los que se ha tenido que enfrentar esta pyme catalana, que sigue estando en manos de la familia fundadora, ha sido la inversión, tanto en instalaciones como en maquinaria: por ejemplo, en 2011 tuvieron que invertir 400.000 sólo en la actualización de la maquinaria.