Choque de trenes

21/12/2012

Josep M. Orta.

Algunos están entrando en una guerra de descalificaciones que no llevan a ninguna parte cuando parece que lo más sensato  sería buscar las causas que han propiciado que un número cada vez más elevado de catalanes defiendan las tesis independentistas. No parece que este sea el camino emprendido con lo que el “choque de trenes” que auguraba la presidenta del PP catalán Alícia Sánchez Camacho, cada vez parece más cercano. Máxime cuando el peso de los principales protagonistas de la política del Estado en Catalunya es más que relativo en el nuevo Parlament.

Desde el PP aseguran que Artur Mas va de “error tras error” pero sus propuestas han sido avaladas por una gran mayoría de ciudadanos que se ha traducido en una derrota personal por las perspectivas creadas pero en una gran victoria de sus tesis, aumentada por el crecimiento de fuerzas mucho más radicales en sus propuestas independentistas y un rechazo cada vez más patente de los sectores mayoritarios en Catalunya por las tesis de los partidos centralistas.

Los del PP aseguraron en la pasada campaña que “quieren a Catalunya” para inventarse inmediatamente después un supuesto problema de la lengua en las escuelas (lo que en Catalunya suena directamente a una provocación). Desde la fila de enfrente, Carme Chacón –cabeza de lista del PSC por Barcelona- va por las españas excusándose por haber nacido en Catalunya y cuando se han quedado sin discurso se inventan un federalismo que no saben como se concreta y por el que –no ha mucho- defenestraron a Pasqual Maragall que sí tenía claro lo que proponía.
Dice Rajoy ue ahora con la crisis no es el momento de emprender aventuras, pero no explican cuándo lo sería. Convierten a Artur Mas en “el enemigo del pueblo” y piden su cabeza, pero no se dan cuenta que Mas es del sector moderado, incluso que era un personaje gris y que con su política (tanto del PP como del PSOE) no sólo lo han radicalizado sino que lo han echado en manos de ERC. Si cae Mas (que el tiempo dirá si no está más fuerte que nunca), posiblemente su sucesor aún gustará menos en Madrid.
Incluso hay ministros que hablan de “españolizar a los catalanes” (que en Catalunya suena como derecho de conquista) sin tener ningún respeto por la historia. Quizás con las reivindicaciones catalanas ahora algunos rebajen los “quinientos años de unidad” a sólo trescientos e interpreten mejor lo que pasó en el 1714. E incluso puede que “descubran” que Fernando el Católico, una vez enviudó de Isabel, no fue aceptado como regente de Castilla y se refugió en Catalunya, donde volvió a casarse con Germana de Foix. Tuvo un hijo, Joan, que tenía que ser el heredero de la Corona de Aragón y si no lo hizo fue por que falleció a los cinco años. E incluso entonces Castilla y Aragón eran dos reinos diferentes sólo unificados por la persona del monarca (sus leyes apenas si tenían puntos en común).
El Gobierno central acusa al de la Generalitat de no cumplir las leyes, pero los ministros económicos parece que pueden incumplir las leyes a su antojo con la excusa de que “no hay dinero” y no reintegrar a Catalunya sus compromisos económicos. También las incumplen con otros importantes colectivos por lo que la piel de toro está que arde, por que parece que los populares se están especializando en pisar callos.
Cuando hace unos años el entonces presidente Montilla avisaba que la desafección de los catalanes empezaba a ser preocupante en Madrid hicieron oídos sordos (y entonces mandaban los socialistas). Cuando Artur Mas propuso el pacto fiscal recibió un rotundo no por parte de Rajoy, cuando incluso los populares catalanes admiten el desequilibrio que representa para la Generalitat el actual sistema de financiación. El memorial de agravios de los catalanes es largo, pero pocos entienden que se desatienda las infraestructuras del puerto de Barcelona para conectarlo con el mundo o el corredor mediterráneo, Madrid que tendría que ser uno de los ejes para la recuperación económica. La contrarréplica del PP y del PSOE fue defender en Bruselas el corredor central de una dudosa rentabilidad.

Además si el Congreso es una Cámara que representa a todo el Estado y en una parte del mismo tiene una lengua cooficial, no hay ninguna razón por qué allí no sean también cooficiales. Si realmente creen en el estado de las autonomías, pero este ejemplo de pluralidad lo han vetado sistemáticamente tanto los socialistas como los populares.
Estas son algunas de las razones por las cuales ha crecido el independentismo. El aplicar la política del avestruz para no afrontar los problemas en su debido momento tiene sus consecuencias. Ahora hay que darle la razón a la presidenta del PP catalán cuando auguraba un choque de trenes, pero sus alarmas cayeron en oídos sordos. Quizás ahora alguien en Madrid se de cuenta que sus oídos sordos a las inquietudes catalanas han propiciado que Artur Mas deje de bailar con el PP para gobernar y lo haga con ERC.

Si hubieran sido más sensibles a las manifestaciones tras la sentencia del Estatut o en la reivindicación del pacto fiscal, posiblemente el retrato sería muy diferente.

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