Nada nuevo bajo el sol. Los 7.000 puntos se le atragantan al Dax y aunque esta vez logró superarlos al cierre, ralentizan la marcha de los mercados europeos. De todas formas, ya es un hito a considerar el regreso a la “barrera maldita”, porque en la sesión precedente parecía que el índice alemán había bajado los brazos.

Nada parecido a lo del Ibex. Esta vez el selectivo español se decantó por las pérdidas desde el comienzo de la sesión, aunque tampoco se trata de nada preocupante. Al fin y al cabo, tiene toda la lógica que se tome un descanso después de haber protagonizado una recuperación sorprendente cuando nadie daba un duro por él.

Pero lo importante no es lo que ha ocurrido sino lo que puede estar por venir. Un cierre por encima de 7.000 puntos en el Dax puede dar la suficiente competencia a los inversores como para intentar mayores cotas. Los analistas ven suficiente fuelle en el índice alemán para intentar el asalto a los 7.250 – 7.300 puntos, pero buena parte de esta predicción se está jugando precisamente ahora.

Y, ya saben, lo mejor que le puede pasar a Europa, la bursátil incluida, es que a Alemania le vaya bien. Si además lograrán despejar esas dudas de cohesión que cada vez se ponen más de manifiesto, ya sería para nota.