Qué esconde Mario Conde

04/01/2013

Miguel Ángel Valero. Ernesto Ekaizer recuerda en “Sed de poder” algunas de las operaciones que llevaron a la cárcel al entonces presidente de Banesto

Ernesto Ekaizer es, con toda seguridad, el periodista que más libros ha escrito sobre Mario Conde, obviamente desde una perspectiva totalmente distinta a la de otro habitual de este peculiar subgénero de la literatura financiera, como Jesús Cacho. En el haber del escritor argentino figuran “Banqueros de rapiña”, “Vendetta” y “El farol”, centrada en la primera condena que recibió el que fuera presidente de Banesto. Ahora, casi dos décadas después de los hechos, llega “Sed de poder”, subtitulada “La verdadera historia de Mario Conde”, publicada por Espasa. Ekaizer afirma escribir para “aquellos chicos que tenían once años en la España de 1993”, el año en que el Banco de España intervino Banesto. Fue el 28 de diciembre, pero desde luego no era una inocentada. Con habilidad, el autor compara la situación de recesión de entonces (paro del 24,1%, 3,5 millones de parados, morosidad del 9%) con la actual (desempleo del 25%, 5,7 millones de parados, morosidad del 10,5%). Y recuerda que la gestión de Conde en Banesto tuvo un coste de 3.781 millones de euros (aunque no las compara, aporta la cifra récord de las necesidades de Bankia, 23.475 millones), que tuvo que ser soportada por los accionistas del banco, la banca y los contribuyentes. Este año, 20 después de la intervención del Banco de España, Banesto desaparecerá, absorbido por su matriz, el Grupo Santander. “Sed de poder” narra la etapa posterior a la destitución de Conde como presidente de Banesto, “una fase que conduce a la investigación de un número importante de operaciones que en aquellos momentos aparecían como presuntamente delictivas”, según su autor. Además, para tratar de dinamitar la actividad judicial contraria a sus intereses, Conde impulsó, junto con el ex agente del Cesid (el servicio secreto, ahora CNI), Juan Alberto Perote (que había robado documentos clasificados sobre la guerra sucia contra ETA), un intento de chantaje al Gobierno de Felipe González. Esa misma persona, el ex banquero, 20 años más tarde, volvió a fracasar en su intento de desembarcar en la política. Como ya sucedió en las elecciones de marzo de 2000, a las que concurrió como candidato del CDS, Conde no sacó un escaño en las autonómicas de Galicia el pasado 21 de octubre. Al leer la obra de Ekaizer, uno se pregunta cómo alguien, después de quebrar uno de los mayores bancos de España y de protagonizar esas operaciones de ingeniería financiera que le llevaron a la cárcel, puede presentarse sin problemas como candidato a unas elecciones. “Es el descrédito de los grandes partidos y de los dirigentes políticos el caldo de cultivo que permite que Mario Conde vuelva a su sueño de presidir el Gobierno de España”, señala la contraportada del libro. Claro que menos se entiende que el consejero delegado del Banesto de Mario Conde, Enrique Lasarte (que en algunos medios de comunicación aparece salpicado como supuesto intermediario en el reciente caso Emperador de supuesto blanqueo de dinero hacia China), tuviera la osadía de plantear al gobernador del Banco de España, Luis Ángel Rojo (ya fallecido), en enero de 1994 la posibilidad de ser readmitido en la entidad a la que había contribuido a llevar a la quiebra. Ekaizer cuenta cómo Conde sacó de Banesto 300 millones de pesetas en 1989, y trató de ensuciar la impecable trayectoria (toda su vida en el banco, en el que entró como botones en 1947) de Martín Rivas, director general y luego consejero de la entidad. Conde le pidió el dinero supuestamente para dárselo a Adolfo Suárez por presuntas gestiones ante el Banco de España. El ex presidente de Banesto fue condenado por esa sustracción, ya que el dinero nunca fue devuelto por Conde al banco pese a comprometer hasta su patrimonio personal como garantía. Pero posiblemente el mejor retrato del Conde como presidente de Banesto es la crónica de cómo desaparecieron 1.344 millones de pesetas pagados por la multinacional norteamericana Air Products en 1990, y que nunca llegaron a su legítimo propietario, Banesto. La operación ocupa cuatro capítulos de la obra. Tampoco tiene desperdicio el relato de cómo Conde y sus secuaces (Francisco Javier Sitges, el abogado Mariano Gómez de Liaño, Arturo Romaní) montan fundaciones en Liechstenstein para ocultar el dinero obtenido en sus tropelías.

Pulso al Estado

Junto a otras operaciones, como el caso Argentia Trust e historias con morbo (como la cuenta en Banesto a nombre del rey Juan Carlos), prácticamente la mitad de “Sed de poder” se centra en narrar con todo lujo de detalles cómo Conde trató de echar un pulso a los poderes públicos a cuenta de la guerra sucia contra ETA  a través de los GAL. Como se explica en la contraportada, “Mario Conde, el hombre que fue icono de una época, tiene un pasado que aquellos que lo vivieron no deberían olvidar y que las nuevas generaciones deben conocer”.

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Un pensamiento en “Qué esconde Mario Conde

  1. En primer lugar, esta nota es sobre un libro, por tanto, si no tiene otras fuentes no es una verdad ni a medias. En segundo lugar, no me fío de un periódico que no sabe ni el nombre exacto de una importante operación como lo fue ARGENTIA TRUST (Y NO Argentina Trust). Y, en tercer lugar, menos me fiaré de este medio si no publica este comentario. Gracias.

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