La situación financiera de la Seguridad Social empieza a ser preocupante. En 2012 las cuentas del sistema público de pensiones cerró con un déficit histórico de 10.000 millones de euros en datos provisionales. Esta situación se explica en que se han perdido 787.000 cotizantes en los últimos doce meses mientras el número de pensionistas se sigue incrementando.
Las matemáticas no engañan. Hay 16,3 millones de trabajadores para pagar las pensiones de 8,1 millones de jubilados, lo que supone un ratio de 1,9, un porcentaje que se aleja de los 2,7 trabajadores por pensionista que llegó a haber en la época de bonanza económica y que empieza a hacer saltar todas las alarmas en el Gobierno. Esta situación justifica que se quiera prolongar la vida laboral hasta los 67 años y que se intente frenar la jubilación parcial y anticipada. No hay dinero para pagar a muchos más pensionistas.
De momento, el Gobierno ha optado –por fin- por separar las fuentes de financiación, para que todo lo relacionado con la Sanidad se financie con dinero procedente de los impuestos, un mandato del Pacto de Toledo que llevaba casi 20 años incumpliéndose. Pero sigue sin ser suficiente.
En el Ministerio de Empleo intentan suavizar el problema elevando el ratio trabajadorse/pensionistas hasta el 2,3%, dado que también incluyen las cotizaciones de los desempleados que pagan los Sistemas Públicos de Empleo, algo que hasta ahora no se tenía en cuenta.
Pero ese 1,9% de ratio real nos remonta a la crisis anterior (mediados de los 90) mientras los 16,3 millones de cotizantes con que cerró el año se alejan del listón más alto (19,5 millones de ocupados dados de alta) que había al comienzo de la crisis. Precisamente esa elevada afiliación sirvió de colchón para que el Sistema de la Seguridad Social “aguantara” los primeros años de la crisis en superávit, aunque cada año en cifras inferiores hasta entrar en déficit a partir del mes de julio pasado.
Precisamente ha sido en julio del pasado año cuando por primera vez la Seguridad Social tuvo que echar mano de los 4.500 millones de excedentes que tenían las mutuas de accidentes de trabajo para pagar la nómina de las pensiones, que ese mes incluían la paga extraordinaria de los pensionistas.
Y en el mes de septiembre pasado por primera vez, desde su creación, el Gobierno tuvo que abrir la “hucha” de las pensiones, dotado con cerca de 72.000 millones de euros. Una operación a la que se ha tenido que recurrir también en diciembre último. En total, el Fondo de Reserva tiene 6.500 millones de euros menos que como comenzó 2012, además de no haberse podido introducir ninguna nueva dotación al mismo. Una cantidad que supone más del 3% del gasto anual de las pensiones contributivas y por lo cual el Ejecutivo se vio obligado a aprobar un decreto ley para elevar dicho porcentaje.
Si como todas las previsiones apuntan, en España no empezará a crear empleo, como muy pronto, hasta 2014, es de prever que las dificultades financieras del sistema público de pensiones vayan en aumento, y que en alguno de los meses de mayor volumen de la nómina de las pensiones (julio y diciembre, sobre todo, por la paga extra), a lo largo de 2013 se tenga que volver a abrir la “hucha”. Como se recordará el Fondo de Reserva fue creado para estas situaciones. Y en 2012 se han necesitado 11.000 millones (entre excedentes de mutas y Fondo de Reserva) para poder afrontar los pagos. Por tanto, y dado que sigue descendiendo el número de cotizantes, no es de descartar que en 2013 el déficit llegue a ser aún más abultado.
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