Coches voladores, una carrera aún sin ganador

13/05/2013

Marta Villalba. Dos empresas ya ha probado con éxito sus respectivos prototipos. Aunque no están solos en ese sueño que pronto podría convertirse en realidad.

Terrafugia-TF-X

Terrafugia-TF-X

Los hemos visto en películas como Blade Runner, Regreso el futuro 2 y El quinto elemento, volando por futuristas ciudades aún lejos de ser reales. Pero varias empresas, tanto del ámbito aeroespacial como del automovilístico, no cejan en su empeño de lograr el primer coche volador comercial. Entre ellas, Terrafugia, fundada por ingenieros del Instituto Tecnológico de Massachussetts (MIT, por sus siglas en inglés) en 2006. Después de presentar su primer prototipo hace dos años, denominado Transition, acaba de anunciar su segunda criatura, un modelo eléctrico híbrido bautizado como TF-X. Si el primero se parecía más a un helicóptero, en el segundo se han inspirado más en un automóvil. Tanto que podría aparcarse en un garaje.

El coche volador TF-X, de cuatro plazas, aterriza y despega de forma vertical, una capacidad conocida como VTOL (Vertical Take-Off and Landing). Una vez alcanzada la altura, el prototipo se impulsa con una turbina de gas. Sus alas se despliegan para volar y se retraen en tierra. En cada una de ellas se encuentra una hélice retráctil, que se alimenta de un motor eléctrico (cada uno de 600 CV de potencia). Después del despegue, alcanzada la altura, el prototipo se alimenta de un motor de combustión interna (de 300 CV).

El vehículo necesita 30 metros y medio de diámetro para despegar. Aprender a pilotarlo (se puede forma automática o manual) no llevará más de cinco horas. De forma automática es capaz de sortear el tráfico aéreo y el mal tiempo, el espacio aéreo restringido y controlado por la torre. Alcanza una velocidad de crucero de 320 kilómetros por hora. Su autonomía sin repostar alcanza los 805 kilómetros. La energía para funcionar como automóvil puede provenir o del motor o de una estación de carga eléctrica.

PAL-V

PAL-V

Para Terrafugia («escapar de la tierra») la seguridad debe ser «estadísticamente más segura que conducir una automóvil moderno», reza la web. Son conscientes de que todavía hay obstáculos que superar. Y hasta dentro de diez o doce años no estará desarrollado. Su precio será similar al de los coches de lujo actuales. Pero «a medida que aumenta la demanda, los nuevos materiales y procesos de fabricación que seguramente serán desarrollados, el precio puede bajar aún más en el futuro lejano».

Pero la compañía anima a reservar el modelo anterior, el Transition, porque estará desarrollado mucho antes que el TF-X. El pasado verano completó la primera fase de prueba, con éxito. La última fecha sitúa su lanzamiento en 2015. Hay más de cien reservas. Su precio, 279.000 dólares. La carga de combustible, de 87 litros, alcanza para un rango de vuelo de 787 kilómetros. Esto es, gasta unos 20 litros por hora a una velocidad de crucero de 170 kilómetros por hora. En tierra consume alrededor de 8 litros a los cien kilómetros. Para manejarlo será necesaria una licencia de piloto deportivo. Con espacio para una sola persona, esta avioneta de carretera alcanza una velocidad de 185 kilómetros por horas. Sus alas se despliegan en menos de un minuto, simplemente pulsando un botón.

Coche volador Transition

Coche volador Transition

En la carrera por el primer coche comercial también se encuentra el prototipo PAL-V (Personal Air and Land Vehicle), desarrollado por una empresa holandesa del mismo nombre. El vuelo inaugural se realizó con éxito en abril de 2012. Puede volar entre 350 y 500 kilómetros sin respostar combustible. «Funciona con gasolina y alcanza velocidades de hasta 180 kilómetros por hora tanto en tierra como en el aire», explica la compañía. Para pilotarlo y coducirlo «no se necesita nueva infraestructura porque utiliza las carreteras y pistas de aterrizaje existentes». Además, «cumple con las regulaciones existentes en los principales mercados, lo que significa que el vehículo está permitido tanto para tráfico por carretera como en el aire». Se necesita licencia para pilotarlo, que se obtiene con unas 20-30 horas de formación. Aterriza «prácticamente en cualquier sitio. Para despegar necesita una pista de 165 metros de largo.

Terrafugia y PAL-V van por delante. Ahora cuentan con ventaja pero también compiten otros prototipos: Skycar de Paul Moller, diseñador de otro prototipo espectacular, el Autovolanto, inspirado el en Ferrari 599 GTB. También participa el Carplane, de la empresa alemana Braunschweig, que cuenta con el apoyo del gobierno y el patrocinio del consorcion aeroespacial Niedersachen Aviation. Ingenieros de Hyundai, Volkswagen y otras compañías de automóviles también han diseñado coches voladores.

Pero todos deben lograr la certificación comercial e internacional para empezar la producción. Y eso depende de los gobiernos.

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