Señor, ¿cómo está? Muy mal ya me veis (risas) es broma, ya me veis, estoy muy bien. Así llegaba, con casi media hora de retraso, el rey Juan Carlos a Logroño, traje gris oscuro y corbata naranja, a las instalaciones de Marqués de Murrieta para reinaugurarlas, después de una década de restauración. Se da la circunstancia que la familia Cebrián-Sagarriga, propietaria de las bodegas, cursaron la invitación a la Casa Real, allá por el mes de abril, para que fuera el rey el que acudiera. Luego sucedió la abdicación y la duplicidad de reyes, pero la invitación se mantenía al primitivo, a don Juan Carlos.
Así que el rey emérito, tomaba un avión Falcón militar desde Madrid a Logroño y a la una y veinte aparecían cinco coches azules, precedidos por uno de la guardia civil y cerrado por otro de la policía nacional. De uno de los audis con pendón azul bajaban Su Majestad y su muleta. Y antes de descubrir la placa de su paso por el Castillo de Ygay, sede de Marqués de Mu
rrieta, charlaba con los periodistas y todo hay que decirlo, se le veía a gusto y sonriente, tanto es así que no tuvo inconveniente de someterse a un «interrogatorio».
«Me encuentro muy bien. La verdad es que se está muy bien sin ustedes, que siempre me están pinchando ( y nos hace una mueca muy evidente). No, es broma, les echo de menos porque me río con ustedes y lo paso bien.
¿Sigue haciendo recuperación?
Ya no hago recuperación, no tengo fisios, pero sí que me cuido porque hay que mantenerse.
¿Cómo ve a su hijo el rey Felipe?
Al rey le veo muy bien, le veo muy contento y claro que le doy consejos y ayudo todo lo que puedo.
¿Señor, usted es de Ribera o de Rioja?
Soy de los vinos de España.
Dicho lo cual, bajo un sol de justicia logroñés y apoyado en su muleta, entró por primera vez en su vida, en las instalaciones bodegueras para proceder a descubrir una placa que deja constancia de su paso por las bodegas. A continuación, le mostraron una exposición con los hitos de la bodega y dadas las horas, la comitiva se dirigió, con la familia Cebrián y algunas autoridades locales, a degustar un menú ligero pero sabroso, cocinado en las propias bodegas; carabineros en su jugo, suprema de merluza, carne de buey a la brasa de cepas y todo ello regado con un Rioja Castillo de Ygay del 1938, año de nacimiento de don Juan Carlos.
Con las mismas y una vez terminada la sobremesa, los casi 30 miembros de seguridad, han reducido el número, los tres perros, uno labrador y dos pastores alemanes, levantaron el puesto y otra vez, al aeropuerto de Logroño para regresar a Madrid.
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