Halloween es una fiesta en la que jugamos con los fantasmas, las calaveras, las tumbas, las brujas, las arañas y los gatos negros. Todo tratado con humor y teñido del color naranja de las calabazas, vegetal imprescindible en toda celebración de Halloween. Es una festividad que tiene su origen en los países anglosajones, pero ha llegado a España hace unos años para quedarse.
El 1 de Noviembre celebramos el día de Todos los Santos, en recuerdo de todos nuestros seres queridos fallecidos. Es una fiesta religiosa de gran tradición en nuestro país donde recordamos a nuestros deudos y acostumbramos a llevar flores a sus sepulturas.
Para compensar un día triste la pastelería nos ha regalado uno de los dulces más ricos de todo el recetario nacional, los “buñuelos de viento”.
Los buñuelos son una masa de harina, mantequilla y huevos que se fríen en abundante aceite. Se pueden tomar vacíos, como su propio nombre indica rellenos de viento, pero en Pastelería Mallorca los rellenamos con nata, crema, café, praliné, chocolate y con rellenos más clásicos, pero que tienen sus adeptos, como la crema de batata o el cabello de ángel.
Mi sugerencia para esos días: por Halloween que no les falte una calabaza, unas velas y unos caramelos por si vienen a casa los niños del barrio a proponerle “truco o trato” y para Todos los Santos unos buñuelos de viento porque… porque ¡están tan buenos!
A mí es que lo de Todos los Santos me suena como tan de familia real. ya sabes, como aquello de Felipe Juan Froilán de Todos los Santos, más conocido como Pipe.