Recortes sanitarios

30/05/2011

diarioabierto.es.

Este fin de semana he tenido que acudir al hospital, de urgencias. En la fachada del centro, había carteles en protesta contra los recortes en la sanidad. La verdad es que supe que sufriría una larga espera para ser atendida, nada mas llegar.

Al acercarme al mostrador, la administrativa me pide la tarjeta sanitaria, pero no me pregunta qué me ocurre. Normalmente te preguntan, y dependiendo de la gravedad en la que te encuentres te dan prioridad para ser atendido. Pero esta vez la administrativa me pide la tarjeta sanitaria y me invita a sentarme en la sala de espera a esperar a que me llamen.

La sala estaba abarrotada de gente. De gente indignada, que llevaba varias horas esperando para ser atendidos. Yo sentía un dolor intenso y fuerte en el pecho. Me daba miedo regresar a casa sintiendo tal dolor, aunque se pudiese tratar de un simple ataque de ansiedad. Los jóvenes también podemos sufrir infartos. No por ser jóvenes somos invencibles. Yo tenía algunos síntomas y el miedo que sentía logró que esperase (pacientemente) tres horas para ser atendida.

Había gente con fiebre, con malestar general, con dolores en el cuerpo. Gente que como yo desconocía su gravedad. En esas tres horas uno se puede morir allí esperando a ser atendido. Durante mas de una hora no pronunciaban el nombre de nadie. Y allí la gente desesperaba. Si eso es la sanidad pública es una verdadera vergüenza.

Al cabo de tres horas y media fui atendida. Me llamó un chico de color. No soy racista. Contemplo la idea de que debe de existir el empleo (en la categoría que sea) para todas las personas, independientemente de la raza o color. Pero en este caso, el chico de color, un enfermero, me atendió de la peor manera posible, y no porque fuese de color, sino porque su indignación y agobio le llevaba hasta el punto de ser grosero con los pacientes.

Me hizo pasar a una sala, donde me dijo que vendría una doctora, que al cabo de cinco minutos apareció. Una doctora que parecía alemana. Y en un Español confuso me auscultó. No sé si bien o mal, solo sé que la muchacha estaba haciendo su trabajo de una manera extraña, con prisas y mal. Supongo que así son las urgencias recortadas. Con falta de personal. Van con prisas y a lo loco.

Me dijo que me tenían que hacer un electrocardiograma. A mí nunca me han hecho uno, así que me entró miedo. ¿Es grave? -pregunté asustada. La doctora me dijo que no, que era para descartar simplemente cualquier irregularidad en el corazón.

El enfermero grosero llegó al cabo del rato con una máquina. Estaba de muy mal humor y nada mas verme, sin saludarme ni nada me dijo: Túmbate. Bah, un electro. Qué vergüenza. Con la cantidad de gente que hay ahí fuera y me piden que te haga un electro.

Yo miré al enfermero con indignada. No solo parecía estar haciéndome ese electro de forma claramente desagradable, sino que, estaba logrando hacerme sentir mal. Me dijo, y creo que esto como enfermero estaba fuera de lugar, que yo lo que tenía era un claro estado de ansiedad, debido a peleas con mi novio, que me habría discutido con él, o que tendré dudas de si me quiere o no. Historias y problemas típicos de mi edad.

No recuerdo lo que dije, ni cómo le miré. Solo sé que estaba tumbada en la camilla y que el electro empezó a hacerse. Que el enfermero salió de allí y que mas tarde regreso para decirme, tras mi pregunta de: ¿tengo que esperar mucho rato mas a que me den los informes, llevo mas de 4 horas aquí y estoy muy cansada?, la respuesta de: hay gente que lleva mas tiempo que tú. Y me lo dijo de una forma despectiva y malhumorada.

Vale, tiene razón. Ahí fuera había gente, que llevaba más tiempo que yo esperando. Seguramente habría gente de mayor gravedad esperando ahora.

Le dije al enfermero antes de irme, que entendía que esto se debía a que escaseaban de personal. Y él me respondió: El jefe dice que no hay trabajo y ya ves que no es así.

Entiendo su indignación. Entiendo su mal humor y su agobio. Pero no creo que este enfermero tenga que pagar sus problemas laborales con los pacientes que llegan enfermos y asustados, sin saber qué les ocurre.

Esto es la sanidad publica, señores. Esto es España. Los recortes sanitarios.

Escuché a un hombre (que había sido atendido) decir: Dan trabajo a extranjeros, es decir que nos quitan el trabajo y encima nos tratan mal a los que somos de aquí. Manda huevos. Con la cantidad de médicos parados españoles que hay.

Este hombre hizo un comentario que realmente no comparto del todo. Es verdad que los médicos y enfermeros eran extranjeros y no nos han dado un buen trato, pero también comprendo y me puedo pone en la piel de la gente que trabaja a destajo, porque unos señores que están ahí arriba han decidido hacer recortes.

Y estos recortes los pagamos todos. Y así va todo. Y así nos va.

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Un pensamiento en “Recortes sanitarios

  1. Susana, espero que te encuentres mejor de salud. Estoy contigo en que es una indignación esto de los recortes en la sanidad pública. Un enorme desastre. Que tengas una buena y feliz semana.

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