El crecimiento de la economía española, según la Caixa, se mantiene en un modesto 0,5% para el conjunto del año pero se alcanzará con una diferente composición interna del mismo. El sector exterior contribuirá en bastante mayor medida al crecimiento mientras que la demanda interna profundizará en su decaimiento.

Según la caja de ahorros, las exportaciones aumentarán en 2011 por encima del 13%, cuando hace un mes estimaba que lo harían en un 9,4%, al tiempo que las importaciones también crecerán más de lo previsto: un 7,4% cuando hace un mes se situaban por debajo del 5%.

El contrapeso a esta favorable evolución de la demanda exterior lo proporciona la marcha de la demanda interna que en lugar de descender seis décimas como se preveía hace un mes  lo hará en ocho décimas. Los componentes básicos de la demanda interna, el consumo privado y la inversión productiva, empeorarán sensiblemente, mientras que el consumo de las administraciones públicas se comportará, según la Caixa, mejor de lo previsto aunque manteniendo tasas negativas de variación.

El consumo privado crecerá solamente cuatro décimas, menos de la mitad de lo que preveían hace un mes, y la inversión caerá un 4,4%, casi un punto más que en la última estimación. El consumo público descenderá apenas dos décimas, mientras que antes se calculaba que lo hiciera en un 1,7%.

Como consecuencia de todo ello, y de que las exportaciones crecen básicamente por un aumento de la productividad y no de una mayor contratación, el empleo caerá en 2011 ocho décimas respecto a un año antes, tres décimas más que la previsión anterior, y por consiguiente la tasa de paro se acercará peligrosamente al 21%.

Las malas noticias no afectan solamente a la economía española. El servicio de estudios de la Caixa prevé un menor crecimiento económico en Estados Unidos y el Reino Unido y, sobre todo, un cambio de la tendencia esperada en Japón, donde a consecuencia del terremoto sufrido hace unos meses, la economía entrará en recesión (caerá casi un punto) cuando antes se estimaba que crecería seis décimas.

Solamente la zona euro registrará un crecimiento mayor del esperado hasta ahora gracias al tirón de Alemania (estará en el 3,3% de crecimiento) y de Francia que consolidará un aumento del PIB superior al 2%. En todos los países habrá un aumento de las tensiones inflacionistas lo que, en la zona euro, puede suponer un nuevo endurecimiento de la política monetaria llevada a cabo por el Banco Central Europeo.