Los grandes fondos siguen detectando grandes oportunidades en España pese a la incertidumbre

06/02/2019

Miguel Ángel Valero. "La percepción que tiene el inversor internacional sobre España es mucho mejor que la que reflejan  los propios españoles", subraya Alberto Aguilar, Head Leveraged & Adquisition Finance Iberia del Banco Santander.

«España es un mercado con gran potencial, con un crecimiento muy por encima de la media europea, aunque se modere, con muchas oportunidades en el sector inmobiliario, especialmente en el segmento de alquiler, pero hay que ser cuidadosos y medir muy bien los riesgos», afirma Gonzalo Gallego, head de Real Estate y managing director en Iberia de Cerberus, en la jornada «El capital opina», organizada por TTR.

Tras un 2018 que ha sido «un superaño», como lo califica Alberto Aguilar, head Leveraged & Acquisition Finance Iberia del Banco Santander, los grandes inversores, tanto extranjeros como nacionales. siguen detectando oportunidades en España, pese a la incertidumbre política y a la desaceleración de la economía. «La percepción que tiene el inversor internacional sobre España es mucho mejor que la que reflejan  los propios españoles», subraya.

Alberto Curto, director de Corpfin Capital, destaca que España tiene «una estabilidad sociopolítica superior a la de otros países, un crecimiento económico sostenido, empresas más competitivas y profesionalizadas», por lo que supone «una inversión razonablemente sólida, más allá de una mayor o menor rentabilidad». Y aporta un dato: «en las presentaciones que hacemos para la captación de financiación para proyectos en España, los inversores no formulan ni una sola pregunta sobre Cataluña ni sobre la incertidumbre política«.

Aunque reconoce «precios altos» en las valoraciones de empresas españolas, destaca que el inversor institucional «es más riguroso», lo que «nos obliga a ser más activos en la generación de valor». «El mercado español tiene capacidad de absorber la creciente liquidez, hay sectores que siguen al margen del capital privado, como el primario, pero ya está entrando dinero ahí», añade.

Javier Torremocha, co-fundador de Kibo Ventures, ve «una maduración del sector tecnológico», en el que «el enfoque ibérico tiene una gran ventaja competitiva», pero admite que «cuesta mucho atraer inversores internacionales pese a ofrecer retornos atractivos, porque tienen el foco en EEUU y en China». Y lanza una advertencia sobre el endurecimiento de la fiscalidad de las ‘stock options’ de los empleados: «no podemos competir con otros países en la captación de talento«.

Para Juan Ramón Rodríguez-Larraz, responsable de Private Equity de Deloitte España, es evidente que «el inversor va a seguir en el mercado pese a las circunstancias».

Incertidumbre política y proteccionismo, los riesgos

Enrique Guitiérrez, socio-director de Deloitte Financial Advisory, hace balance de 2018 en el mercado de fusiones y adquisiciones: 2.454 operaciones, el 6% más, con 702 en Real Estate (+13%), 312 en Tecnología (+10%), 183 en Salud (+103%) y 161 en Internet, lo que supone un descenso del 1% sobre 2017. El valor de esas inversiones aumenta mucho más que su número: el 19%, hasta los 115.912 millones de euros.

El 45% de las operaciones han sido transfronterizas: 312, el 5% más. Las empresas españolas invierten sobre todo en Portugal (49 operaciones, y 2.347 millones de euros), EEUU (46 operaciones y 3.646 millones de valor total), Reino Unido (28 operaciones, que se traducen en 1.113 millones), México y Brasil.

La inversión extranjera en España protagoniza 646 operaciones, el 3% menos. EEUU, con 159 operaciones y un volumen de 21.661 millones de euros, es el primer inversor internacional en España.

Private Equity crece el 6% en operaciones, hasta 267, pero baja el 30% el volumen de inversión, hasta los 31.892 millones. Venture Capital, en cambio, aumenta el 19% el número de transacciones (434) y dispara el 43% el volumen, que se acerca a los 2.100 millones.

Este experto ve, como riesgos externos, el Brexit, el proteccionismo, la recesión en Italia, la ralentización de la economía en Alemania, el incremento de los precios del petróleo, y la subida de tipos (que espera para el tramo final del año). Entre los riesgos internos, la moderación del turismo y su impacto en la creación de empleo, las dudas sobre la capacidad de otros sectores para compensar esa desaceleración, la incertidumbre sobre los Presupuestos y la politica económica.

 

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