“Estamos viviendo momentos excepcionales. En 2007, el panorama era muy diferente: el PIB de las economías avanzadas crecían casi al 3 %, las economías emergentes al 8% y la media mundial se situaba en el 6%. Sin embargo, en sólo dos años, los datos de 2009 nos muestran un cambio radical, como si hubiéramos caído súbitamente en un pozo: las economías avanzadas estaban en el -3 %, las economías emergentes en el +2% y la media mundial en el 0%”. Así resume Valentín Pich, presidente del Consejo de Colegios de Economistas de España, la situación económica en el mundo durante su intervención en el ciclo La crisis financiera y la recuperación económica mundial: nuevas perspectivas, celebrado en el Aula de Banca, de la Universidad de Cantabria y la Fundación UCEIF (Fundación de la Universidad de Cantabria para el Estudio y la Investigación del Sector Financiero).

“La esperada recuperación mundial de 2011 viene marcada por el contraste del crecimiento: elevado en las economías emergentes y modesto y con desempleo de las avanzadas. Hay indicadores que crean incertidumbres aunque “pivota hacia el lado positivo”. Las variables financieras mejoran, el déficit por cuenta corriente de las economías avanzadas se reduce, no sin que su financiación provoque conflictos monetarios e incluso desordenes en algunos países”, matiza Pich.

Lenta recuperación

En opinión de Pich, “las previsiones para España no son optimistas, con un crecimiento más reducido, un 0,5% de crecimiento del PIB, una inflación respetable del 3,2, la tasa desempleo que se eleva al 20,8%, (dato que mejor da idea de la gravedad de la situación), una demanda nacional alicaída, – 0,8%, un incremento de las exportaciones del 13,1% y de las importaciones del 7,4%. En este marco, no se prevé una mejora significativa de las ofertas de crédito a particulares, a empresas o a las Administraciones Públicas, por lo que es de esperar un año más de dificultades”.

«Tenemos dos realidades inquietantes que afectan a los actores y destinatarios últimos de la economía, que son las personas: el paro y la destrucción del tejido empresarial y, como consecuencia, de la cultura empresarial del país. El primero es un mal endémico de la economía española, pues en épocas de crisis siempre ha expulsado un número importante de trabajadores del sistema, y el segundo se pone de manifiesto en el rápido y elevado incremento del número de concursos de acreedores que se ha producido, que hasta 2006 eran inferiores a 1.000 anuales y se han multiplicado por 6 en 2009. En un país de muchas pymes y autónomos es más fácil crear empleo pero también es más fácil destruirlo”, añade el presidente.

Con todo, Pich finaliza su discurso con estas palabras de aliento: “Las vivencias históricas recientes nos demuestran que el conjunto de la sociedad de nuestro país, ante diagnósticos transparentes, liderazgos eficientes y objetivos concretos, es capaz de superar las dificultades y salir adelante”.