El Observatorio de la Sostenibilidad, en colaboración con el Consejo General de los Colegios de Mediadores de Seguros, elabora un estudio que advierte que 977.000 personas viven en zonas afectadas por inundaciones recurrentes. Además del millón de personas residentes, la situación afecta también a unos 20,5 millones de turistas que visitan esas zonas, áreas de mayor riesgo de inundaciones.

El cambio climático ha provocado más del doble de inundaciones  repentinas de magnitud media o elevada que al final de la década de 1980, está alterando los patrones de las precipitaciones, y elevando el nivel del mar.

«El intenso proceso de urbanización costera impulsado desde la segunda mitad del siglo XX por el sector turístico-inmobiliario ha determinado una extensa ocupación en el litoral de terrenos sitiados en áreas inundables que hacen que aumente el riesgo y la vulnerabilidad de las personas y propiedades», señala el informe, el primero del nuevo Servicio de Documentación de Riesgos Vinculados al Calentamiento Global creado por el Consejo General de Mediadores de Seguros con la contribución científica del Observatorio de Sostenibilidad. Esta iniciativa pone a disposición de aseguradoras y Administraciones Públicas una información que utiliza la última tecnología cartográfica y predictiva para tratar de minimizar el impacto de las catástrofes naturales.

Los efectos del cambio climático se concretarán en «inundaciones más imprevisibles, más torrenciales, y con efectos más graves», insiste el estudio.

La Comunidad Valenciana, con 380.000 habitantes afectados; Cataluña, con 190.000,  y Andalucía con 130.000, son las zonas que presentan mayor riesgo. La provincia con mayor exposición para la población en términos absolutos es Valencia con 250.000 habitantes, seguida de Barcelona y Girona.

Recomendaciones

Fernando Prieto, director del Observatorio de Sostenibilidad, y Raúl Estévez, director de Proyectos de éste, destacan las recomendaciones del estudio:

1.-priorizar la transmisión de la información a la población afectada para que conozca el riesgo exacto para cada una de sus propiedades y viviendas

2.-mantener una red de alerta rápida para evitar situaciones críticas que se repiten periódicamente

3.-aplicar la información de forma preventiva y para el planeamiento urbano

4.-etiqueta de calificación de edificaciones frente al riesgo de inundaciones

5.-obligatoriedad, en los puntos de riesgo muy elevado, a la retracción de la superficie urbanizada, sobre todo en los casos de urbanización ilegal o irregular. Los ríos deben recuperar su espacio siempre que sea viable

6.-revisión de los planes de urbanización ya aprobados para minimizar el peligro en las zonas ya construidas

7.-prohibir la construcción en zonas de riesgo elevado

8.-evitar situar infraestructuras críticas en zonas inundables

9.-el diseño y explotación de infraestructuras como vías de comunicación, redes de transporte de energía o alcantarillado, debe estar adaptado a la potencial incidencia de inundaciones

10.-revisar la adecuación del drenaje de las infraestructuras más antiguas

11.-soluciones urgentes para campings (se han detectado 90) y urbanizaciones en zonas de riesgo

12.-implantación de soluciones basadas en la naturaleza: recuperación de las lagunas de inundación y de meandros abandonados, aumento de la dimensión de los cauces, renaturalización de los ríos

13.-mejorar la rendición de cuentas en las políticas públicas implantadas por el Estado, las autonomías y los ayuntamientos

14.-identificar fuentes de financiación para cubrir las necesidades derivadas de los planes de gestión del riesgo de inundación

y 15.-mejorar el conocimiento y las herramientas para comprender el impacto del cambio climático, especialmente en las inundaciones repentinas y en la subida del nivel del mar.

Impacto en el seguro

Javier Barberá, presidente de la Escuela de Negocios de Seguros CECAS, avisa que “la siniestralidad por catástrofes naturales derivadas del cambio climático puede obligar a las aseguradoras a revisar los modelos de cálculo actuarial, lo que podría
suponer un aumento de las primas con consecuencias para el sector como una disminución neta en la contratación de seguros, menor cobertura por parte de los afectados y aparición de nuevos productos muy especializados».

«De ahí, la conveniencia de una mejor gestión de las alertas meteorológicas y la existencia de una mayor actividad aseguradora en la prevención que beneficie a
la estabilidad de las primas y contribuya a minimizar en lo posible los efectos de los desastres naturales”, insiste.

Los riesgos asociados al contexto de la nueva climatología, hacen necesario adaptar con urgencia los seguros a la nueva realidad. Los estragos causados por los desastres naturales han aumentado en el mundo un 900% desde 1980. En España, ha aumentado un 200% desde 1985.

Las alteraciones climatológicas tienen implicaciones en los seguros de Autos, Multirriesgo, agricultura y ganadería, Vida y Accidentes. También inciden especialmente en los seguros de Salud, ya que las olas de calor, la ausencia de lluvias y los inviernos más cortos, agravan las enfermedades respiratorias y coronarias, aumentando el uso de los servicios médicos.

Cada año hay más siniestros derivados de inundaciones, vientos y sequía con peores efectos y mayor duración, y sin estacionalidad.

El informe destaca que «España dispone de mecanismos de mutualización del riesgo que, por ahora, mitigan la presión de posibles subidas de primas». Y que «España es un ejemplo mundial en los sistemas de aseguramiento público ante catástrofes naturales gracias al Consorcio de Compensación de Seguros». Todo el parque automovilístico, las personas, y el 76% de las viviendas están asegurados contra catástrofes naturales gracias al Consorcio. 

Pero el estudio alerta de una posible paradoja: «más pólizas, más asegurados, pero menos riesgos cubiertos o coberturas más limitadas». «Malas pólizas o coberturas claramente insuficientes no solucionan las consecuencias de los siniestros», remarca.

El informe resalta la necesidad de estudios de vulnerabilidad de estructuras y cultivos en cada área geográfica, una relación de las manifestaciones más extremas de los fenómenos climáticos, estadísticas detalladas y prolongadas en el tiempo de siniestralidad tanto por áreas como por eventos catastróficos, y de desarrollar modelos específicos que combinen riesgo y parámetros financieros de seguro y reaseguro para recrear eventos históricos y estimar pérdidas futuras.

El papel del mediador

«La complejidad de los siniestros, sus múltiples implicaciones, la combinación de daños, y la rapidez de indemnizar el daño provocado exigen un alto nivel de conocimiento de las pólizas y de las posibilidades de aseguramiento existentes en el mercado», subraya el estudio.

«El mediador de seguros es la mejor vía para diversificar riesgos, obtener la prima más adecuada a cada situación, y canalizar el cobro de las indemnizaciones«, afirma el informe. Es un «experto en gestión de riesgos, con mucha experiencia en siniestros, conoce la forma de actuar en cada caso, y su relación profesional con las aseguradoras es la mejor garantía», recalca.

«Los mediadores de seguros estamos preparados, la formación está en nuestro ADN, hemos incorporado a ésta todo lo relacionado con el cambio climático, y la estamos extendiendo a todo el sector asegurador», concluye Javier Barberá, presidente de CECAS.