Por momentos me sentí transportado a aquellos tiempos en los que Laureano López Rodó nos informaba sobre los logros del Plan de Desarrollo y nos daba unos papeles de sonrojante contenido tecnocrático, llenos de porcentajes y de gráficos  muy semejantes a los que contiene el manojo de folios titulado Cumpliendo. Informe de rendición de cuentas del Gobierno de España. Ya por entonces, el subdirector del diario en el que trabajaba, me advertía que detrás de un porcentaje pueden esconderse muchas falacias. Cuantificar compromisos y grado de cumplimiento no dice mas que medias verdades y todos sabemos que dos mitades de verdad no hacen una verdad, sino una mentira.

Vamos al ejemplo. El presidente del Gobierno y sus expertos afirman que con Esquerra Republicana de Catalunya solo se ha contraído un compromiso y que éste se ha cumplido al cien por cien. El compromiso lo enuncia así:  Acuerdo para la creación de una mesa entre el Gobierno y el Govern de la Generalitat de Catalunya para la resolución del conflicto político. (Suscrito el 02/01/2020). Según ese texto, con crear la mesa, se cumplía. Pero no es así. Porque el enunciado acepta de entrada la existencia de un conflicto político, expresión que solo en términos coloquiales sería admisible, pero no en un papel oficial.

 Los habilidosos redactores del informe obvian todas las secuelas de la reiterada mesa, que son realmente los compromisos a los que ha llegado el Gobierno y que no se explicitan como tales, aunque el propio Presidente ya lo ha hecho público: indulto a cambio de presupuestos. Por eso, este compromiso se dice contraído con ERC, por eso ERC vota los presupuestos (y lo que venga) y por eso se admite el eslogan de ERC del conflicto político, que hasta ahora solo era una sarta de decisiones unilaterales punibles.

Confieso que la expectativa de una rendición de cuentas por parte del presidente del Gobierno llamó mi atención, aunque la alusión contable ya me sonaba raro. En la política uno espera un informe cualitativo de lo ejecutado por el Gobierno y de los planes más o menos inmediatos de éste para resolver los problemas coyunturales y estructurales del país. Y lo que nos han despachado es otra cosa.

En mi opinión, este Informe de rendición de cuentas está hecho exclusivamente para satisfacer a los socios reconocidos y no reconocidos del Gobierno de coalición ampliada. Sánchez parece dirigirse siempre a ellos (sus asesores de imagen y comunicación no logran casi nunca que hable para los ciudadanos) y, además, en una tecla exculpatoria, como de pedir perdón, que le resta capacidad de convencimiento.

Mi comentario no es una enmienda a la totalidad a la tarea del Ejecutivo en su primer año, aunque mis enmiendas parciales alcanzan a una amplia nómina de cuestiones que he ido dejado en estas páginas. Solo he querido expresar que los números se llevan al Tribunal de Cuentas; ante los ciudadanos hay que hablar de lo que se hace, de cómo se hace y de con quién se hace.

Lo demás son triquiñuelas como las de don Laureano López Rodó, para explicar lo inexplicable.