Una de las 109 obras de Giorgio Morandi que expone la Fundación Mapfre.

‘Morandi. Resonancia infinita’ hace un recorrido retrospectivo por la obra del pintor italiano (Bolonia, 1890-1964). Es uno de los artistas más inclasificables en la historia
del arte del siglo XX. Y no solo porque apenas viajó fuera de Italia y permaneció casi toda su  vida en su casa-taller de la Via Fondazza en Bolonia, donde convirtió a los
objetos cotidianos, las flores y el paisaje en protagonistas de sus pinturas

En sus lienzos, Giorgio Morandi trata de captar la realidad de una manera muy personal, poética, silenciosa y suspendida, por medio de la luz, el color y el volumen. En sus obras solamente se encuentran formas básicas y puras.

La exposición de la Fundación Mapfre (hasta el 9 de enero de 2022 en la Sala Recoletos de Madrid) hace dialogar 109 obras de Morandi con 26 de una veintena de otros artistas contemporáneos, donde se pueden comprobar las influencias mutuas.

Al mismo tiempo, muestra la evolución de Morandi, desde la pintura «metafísica» de sus inicios hasta la superación de cualquier tendencia o moda para encontrar en los objetos cotidianos que le rodean lo que busca.

Las botellas, las jarras y jarrones, las flores, y los paisajes resultan un lugar fecundo en el que  desarrollar un lenguaje que busca una relación directa con la realidad. En las obras de Morandi, parece que son las propias cosas las que hablan el lenguaje de la pintura.

«Me dedico  esencialmente a pintar un tipo de bodegones que comunican sensaciones de tranquilidad e  intimidad, estados de ánimo que siempre he valorado por encima de todo”, explicaba Morandi a Edoardo Roditi.  “Creo que nada puede ser más abstracto, más irreal, que aquello mismo que vemos. Sabemos que ninguna de las percepciones que los seres humanos tenemos del mundo objetivo se corresponden en realidad con lo que vemos y entendemos», añade.