Negociaciones trucadas

17/11/2021

Hernando F. Calleja.

El ministro Escrivá ha tomado represalias contra los empresarios por el desenganche de éstos de la torpe propuesta del responsable de la Seguridad Social sobre la elevación de las cuotas durante diez años para rellenar en exhausto fondo de reserva de las pensiones. Su propuesta inicial, rechazada por CEOE y CEPYME, una vez que se quedó sólo y a sus anchas con los sindicatos, empeoró aún más su planteamiento para la patronal, que pagará el 83 por ciento de la subida, cuando su oferta inicial era que pagara el 66 por ciento. Firmen o aténganse a las consecuencias

Decía un servidor en estas páginas hace quince días que el tecnócrata enfurruñado plantea como reforma algo que no lo es, porque nadie puede aceptar que una simple subida de cotizaciones sea reformar un sistema agotado en sí mismo. Para eso utiliza a los sindicatos. Primero hacen el dueto de la disconformidad y luego firman la propina. Quien paga, manda.

Con su retirada de la mesa, la patronal ha ido de incauta. En nuestro país, dejar a alguien que firma en el BOE solo con los sindicatos es muy peligroso. A los hechos me remito. El desayuno del día después en La Moncloa me reafirma en mi opinión. Las organizaciones sindicales más representativas (es un sarcasmo) han formado un frente común con el Ejecutivo. Sus transacciones hasta ahora han terminado todas en más cargas para las empresas. Las cacareadas subidas del SMI no sólo son subidas salariales, sino de también de las cuotas, en las que las empresas ponen dos terceras partes de la cuenta. Debe ser esa la maestría que se atribuye a la donosa vicepresidenta segunda (?) y ministra de Trabajo y Economía Social.

La estrategia parece bastante clara. Hacer propuestas que pongan a los empresarios en el disparadero para que éstos las rechacen y luego acusarles de que no quieren pactar nada, que son intransigentes y montaraces. Para acabar de rematarlo, que se dejan manosear por el PP. Y con este argumentario, presentarse en Bruselas diciendo que han hecho lo imposible, que la patronal es retrógrada y antieuropea y que las reformas son las que son porque los empresarios se han rajado. El reparto de papeles entre Díaz y Escrivá se lo han creído todos con la ayuda de los palmeros sindicales, que para el Gobierno son un dechado de sensatez y buen sentido.

A estas alturas, la patronal acaso debería replantearse su estrategia, de cara a la contrarreforma laboral. Es una ingenuidad creer que las negociaciones van a ser a tres bandas. Solo habrá dos, el frente gubernamental-sindical, por un lado y ellos por el otro. Y las propuestas no van a alejarse mucho del firme aquí o aténganse a las consecuencias. Para empezar, el equipo negociador a lo mejor no es el indicado para un trance de la trascendencia del que deben afrontar.

Una patronal en Europa no juega a que las cosas cambien cuando llegue al poder un determinado partido, juegan sus propias cartas, que en la actual coyuntura y con los mil ojos de Bruselas sobre España, no son para darse por perdidos.

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