Los periodistas Maria Ressa y Dmitry Muratov reciben el Premio Nobel de la Paz en Oslo.

Los periodistas Maria Ressa y Dimitri Muratov han recibido el premio Nobel de la Paz en una ceremonia que se ha celebrado en Oslo. El Comité Noruego del Nobel decidió reconocer en octubre a la filipina Ressa y al ruso Muratov «por sus esfuerzos para salvaguardar la libertad de expresión, que es una precondición para la democracia y para una paz duradera».

La presidenta del comité, Berit Reiss-Andersen, ha destacado durante la ceremonia que ambos «participan en una guerra donde la palabra escrita es el arma, donde la verdad es el objetivo y cada exposición del mal uso del poder es su victoria». «Necesitamos estar a su lado y apoyar a cada periodista en cada parte del mundo que trabaja por las mismas metas», añade.

En su discurso, los periodistas premiados han hecho un llamamiento «urgente» para «mejorar la protección de sus compañeros y para que todo el planeta se muestre unido por la libertad de prensa y por la información fidedigna», porque muchos son perseguidos, encarcelados e incluso asesinados por ejercer su labor.

Ressa cririca a las grandes empresas de internet, porque «lo que pasa en las redes sociales no se queda en redes sociales, la violencia ‘online’ es violencia en el mundo real». Para Muratov, «los periodistas tienen una misión clara: distinguir entre los hechos y la ficción».

Con motivo de la entrega del Nobel, Amnistía Internacional ha pedido el fin de la persecución a los medios de comunicación y a los periodistas. Su secretaria general, Agnes Callamard, resalta que el Nobel recae en periodistas por primera vez en casi un siglo, lo que subraya «la valentía» y los logros de los medios de comunicación en un «mundo crecientemente polarizado donde los hechos y la verdad están bajo un ataque implacable».

«Es un día trascendental para estos campeones y defensores de los Derechos Humanos y la libertad de prensa. Esperamos que inspire a otros para seguir su camino y digan la verdad al poder», agrega.

Ressa, la primera persona de Filipinas que recibe un premio Nobel de la Paz, está en libertad provisional mientras se examinan los recursos a su condena por «ciberdifamación», dictada en junio de 2020. Si su apelación no prospera, deberá cumplir una condena de seis años de cárcel.

La secretaria general de AI también ha pedido a las autoridades de Rusia que pongan fin al «acoso» y a la «intimidación» contra medios de comunicación, concretados en la designación de agentes extranjeros.

«Cuando la libertad de los medios se suprime, es la libertad de información de los ciudadanos la que está amenazada y sus derechos los que se asfixian. Cuando la luz de la libertad de prensa se apaga, la rendición de cuentas se oscurece», insiste.

«La evidencia de estas verdades está alrededor de todos nosotros, sin importar el país, la religión o el sistema política. Está ahí en periodistas asesinados, atacados, encarcelados, a los que se les niegan visados, amenazados con ser extraditados, silenciados; en los medios de comunicación forzados por los gobiernos a cerrar y en monopolios e intereses especiales que anulan la diversidad de los medios», concluye la secretaria general de Amnistía Internacional.