El Consejo General de Economistas mantiene sus previsiones de crecimiento para 2022 entre el 3,7% y el 3,9%, debido a la contracción del consumo de los hogares, la leve moderación del Índice de Precios al Consumo (IPC), el aumento de la inflación subyacente en un punto, la incertidumbre por la guerra de Ucrania y los riesgos aún existentes de nuevo brotes de coronavirus.

Las exportaciones han mostrado un «buen comportamiento», con un repunte del 3,4% entre enero y marzo, y un ascenso del 20,80% en tasa interanual. Por el contrario, las importaciones se redujeron un 0,5%. Desde el Consejo General de Economistas recuerdan que la paridad del dólar con el euro favorece las exportaciones, aunque al mismo tiempo encarece las importaciones, sobre todo de materias primas como el petróleo que cotizan en dólares.

En el caso del IPC adelantado de abril, en el 8,4%, los economistas alertan de que la inflación subyacente, en el 4,4%, podría ser «la más alta desde diciembre de 1995», si se confirma esa cifra. La consecuencia de ese nivel es una pérdida del poder adquisitivo por la elevación de los precios unido al efecto de la imposición indirecta. El Consejo General de Economistas estima que la inflación cerrará el año en torno al 5%.

El Índice de Confianza Empresarial Armonizado (ICEA) correspondiente al segundo trimestre ha descendido un 4% respecto al trimestre anterior. Sin embargo, en transporte y hostelería ha subido un 0,8%, «debido al buen comportamiento del turismo» durante la Semana Santa.

De cara al segundo trimestre, el Consejo General de Economistas muestra «cierto optimismo», sobre todo por las cifras de turismo de Semana Santa, «que suponen un gran impulso positivo para el consumo y el crecimiento».

Así, no se descarte que de cara al verano el sector turístico vuelva a recuperar su peso en el PIB, siempre y cuando no haya un repunte de contagios. También hay que tener en cuenta la posibilidad de que la guerra de Rusia contra Ucrania se alargue más de lo previsto inicialmente y genere distorsiones «tanto en la oferta como en la demanda y con un gran efecto en las economías europeas y española».

El Flash del Índice PMI de la Zona Euro de S&P Global refleja en abril que el crecimiento económico de la zona euro se ha acelerado (55.8 frente a 54.9 en marzo), gracias a que el repunte de la demanda de servicios (57.7 frente a 55.6 en marzo) contrarresta la casi paralización del sector manufacturero, (55.3 frente a 56.5 en marzo). Sin embargo, se está generando una presión inflacionista por el aumento de los precios a un ritmo récord.

La Encuesta de Población Activa del primer trimestre muestra una disminución de 100.200 personas entre los ocupados, de las que 92.900 personas corresponden al sector privado y en 7.400 al público. Con esas cifras, el número de ocupados queda en 20.084.700 personas y el de parados en 3.174.700, tras el incremento de 70.900 personas en el trimestre.

La tasa de paro subió en el primer trimestre al 13,65%, aunque cayó 2,33 puntos en comparación con los datos de hace un año.

La estimación del Consejo General de Economistas es que la tasa de paro se reduzca en los meses de verano y se sitúe en torno al 13,5% a final de año.

Desde el Consejo General de Economistas destacan como «hecho positivo» el incremento de los asalariados con contrato indefinido en 164.100 personas, mientras que los temporales se reducen en 209.800. La tasa de temporalidad disminuye 1,17 puntos, hasta el 24,21%.

El Consejo General de Economistas insta también a controlar la deuda pública y el déficit público «ante las previsibles subidas de tipos por parte del Banco Central Europeo (BCE)». La deuda pública se situó en marzo de este año en 1.274 miles de millones euros según el Protocolo de Déficit Excesivo. El incremento de su coste tendría un efecto inmediato en el gasto público.