Contábamos que el Nasdaq Composite había llegado a un nivel de resistencia que no superaba desde el año 2000 y que la superación o no de este nivel iba a tener buena parte de las claves de la evolución inmediata del mercado.

Y añadíamos que sería muy necesaria una reacción del Dow Jones para ‘ayudar’ en la credibilidad de la subida y que el Nasdaq Composite lo tuviera algo más fácil.

Pues bien, pongamos un gráfico en el que ver qué han hecho los dos índices aludidos:

Salta a la vista la diferencia entre las dos velas. Mientras el Dow Jones avanzaba con fuerza, el Nasdaq Composite se ha dedicado a ‘tontear’ con esa resistencia que viene directamente desde el año 2000 y que muchos no se atreven a considerar como tal. Ya va por el segundo ataque y el resultado del primero no pudo ser más desolador.

Lo mejor de estas diferencias en el comportamiento de los índices es que el menor recorrido del Nasdaq Composite a una jornada negativa de ningún valor. Recordemos cómo otras veces hemos hablado de caídas de alguno de los valores líderes del mercado tecnológico que arrastran al índice, pero esta vez no ha habido nada de eso.

Solo la existencia de la resistencia explica el comportamiento del Nasdaq Composite. Bueno, no. La resistencia y el concepto de sincronicidad en los mercados. Si va demasiado adelantado va a ‘esperar’ al resto de índices de Wall Street en busca de apoyo en su crucial cometido. Y el Dow Jones parece, por fín, dispuesto a poner su parte.

Así han quedado las cosas y ahora a descansar tres días, que el lunes es el President’s Day y no habrá sesión. Un reto para Europa actuar sin la referencia americana y un descanso que a Wall Street puede venirle muy bien para coger fuerzas.

Al cierre, el Dow Jones avanzó un 0,79%, el S&P 500 un 0,48% y el Nasdaq Composite un 0,08%.