Jaime Carvajal Urquijo: “Ser consejero se ha convertido en una profesión de alto riesgo”

17/11/2016

Susana de Pablos. El vicepresidente del IC-A habló en el 4º Congreso Nacional de Directivos de APD.

Jaime Carvajal Urquijo es uno de los más de 40 ponentes que participaron el 16 de noviembre en el 4º Congreso Nacional de Directivos, organizado por la Asociación para el Progreso de la Dirección (APD). Su ponencia El poder de los accionistas y el Buen Gobierno Corporativo estaba avalada por su larga trayectoria profesional. Hoy día, Carvajal es special partner de la firma de capital riesgo Advent International y miembro del consejo asesor europeo de Morgan Stanley. Pero también preside ABB España y es consejero de Maxam y de las filiales españolas de Aviva. Además, y entre otros cargos, es el presidente y fundador de Endeavor España y vicepresidente del Instituto de Consejeros-Administradores (IC-A).  

Licenciado en Derecho, por la Universidad Complutense de Madrid, y máster en Economía, por la Universidad de Cambridge (Inglaterra), Carvajal Urquijo es doctor honoris causa por la Universidad Miguel Hernández. Fue presidente del Banco Urquijo, presidió la Ford, Ericsson y Dresdner Kleinwort Benson en España, y ha sido consejero de grandes compañías como Telefónica y Unión Fenosa. En definitiva, sus conocimientos sobre buen gobierno corporativo parecen indiscutibles.

Factor de competitividad
Carvajal dejó claro durante su intervención que el buen gobierno corporativo ha dejado de ser un asunto meramente regulativo para convertirse en un factor de competitividad de primer orden. Recordó que el gobierno corporativo es el conjunto de normas y principios que regulan el funcionamiento de los órganos o estamentos de las empresas: la juntas de accionistas, el consejo de administración y la alta dirección. Y enumeró siete tendencias de futuro que marcarán el diseño, interpretación y funcionamiento de los órganos de gobierno de las empresas, sean o no cotizadas, vinculadas al crecimiento espectacular de los inversores institucionales y la fuerte presión que ejercen para conseguir mejorar la gestión y el comportamiento en las compañías en las que invierten.

Recordó Carvajal que fueron los grandes escándalos de Maxwell, en el Reino Unido, y de Enron, en EEUU, los que llamaron la atención de los reguladores, de las autoridades bursátiles y los inversores, sobre la necesidad de un gobierno corporativo mucho más eficaz, riguroso y transparente. Porque, como explicó, con estos casos “se puso de manifiesto el fracaso total de sus respectivos consejos de administración en su responsabilidad de ejercer un control adecuado en las operaciones y de asegurar la veracidad de la información publicada”.

“También ha contribuido al desarrollo del buen gobierno la necesidad de las empresas de competir en un mercado global cada vez más exigente y el poder creciente de los accionistas y otros stakeholders”, aseguró Carvajal. Y fue rotundo: “Los consejos deben tener cada vez un papel mayor en ayudar a optimizar la gestión, definir la estrategia, crear valor para los accionistas y asegurar un control adecuado de los riesgos”.

En referencia a los accionistas institucionales —agrupados en enormes asociaciones, la más importante la ICGN   (International   Corporate   Governance   Network), que gestiona activos por un valor de 26 billones de euros—, Carvajal señaló que “dan un gran valor a la existencia de un buen gobierno corporativo, que claramente influye en la reputación, incluso en la cotización de las acciones”.

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Foto: ‘Cruces quemadas’, por Candy, modificada (CC BY 2.0).

“Ha adquirido una gran relevancia la necesidad de atender y proteger los intereses, en la medida de lo posible, del resto de stakeholders: empleados, clientes, proveedores o la comunidad donde se ubique la empresa”, señaló Carvajal. Seguidamente, habló de la proliferación de los códigos de buen gobierno — empezando con el informe Cadbury, publicado en el Reino Unido en 1992— y de una “creciente regulación de obligado cumplimiento que, a veces, puede correr el riesgo de convertirse en una injerencia excesiva en el funcionamiento de las empresas”. Por supuesto, no se olvidó del papel de las asociaciones de consejeros, como el IC-A.

“Los gobiernos son cada vez más conscientes: unas buenas prácticas de gobierno corporativo atraen la inversión, además de proteger a los accionistas minoritarios. Brasil, gracias a la mejora de sus normas de buen gobierno, ha pasado de estar considerado como un mercado poco fiable a ser un ejemplo para otros países”, aseguró Carvajal. Y alertó: “Nunca hay que perder de vista los objetivos del gobierno corporativo, que son dos: contribuir a optimizar los resultados, la estrategia y la creación de valor a medio y largo plazo. Pero hay un segundo objetivo, no menos importante, que es evitar los abusos, los conflictos de interés, controlar los riesgos, mejorar la transparencia informativa y, en general, proteger los derechos de los accionistas y de otras partes interesadas, y velar por la reputación de la compañía”. A este respecto, destacó la importancia del aumento de códigos éticos de conducta en las empresas.

 

Más información
⇒ Leer las Siete grandes tendencias en el buen gobierno corporativo, según Carvajal Urquijo
⇒ Leer el artículo 20 tendencias de impacto, en el 4º Congreso Nacional de Directivos de APD

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