¿Os acordáis cuando nos despertábamos y nos íbamos con nuestros padres y hermanos ,en pijama y atontados? salíamos de la habitación, a ver qué pasaba o para estar en compañía y recibir besos y sonrisas de buenos días ,o collejas de los graciositos de tus hermanos mayores.Daba igual lo que te esperase, para muchos de nuestra generación era una suerte en general tener una familia. Podíamos darnos unas cuantas vueltas en la cama y perrear como se decía, hacer un poco el vago mientras te despertabas del todo, pero un poquito más tarde, saltabas de la cama con ilusión.

Nos fijábamos al levantarnos a ver quién estaba despierto, buscabas a los demás para hablar y había ganas de reír con las bromas de alguien seguro, fuese lo que fuese había ganas de familia. Se hacían planes juntos de desayuno y nadie tenía tan mala cara como para amargar a los demás, después te ibas a buscar a tus amigos a la plaza donde habías quedado el día anterior o el fin de semana pasado, siempre estábamos pensando e imaginando. Me acuerdo lo divertido que era jugar al escondite, los sustos cuando te pillaban , las risas, dar vueltas cogidos de la mano a ver quién caía, la cuerda ,ese juego que con un trozo de lana se hacían entre tus manos figunas anudadas, que tenías que pasar a un amigo sin que se deshiciese esa figura, tenía un grado de dificultad y la capacidad de ponerte nervioso, los chicos jugaban también , hay algunos hombres ya hoy, que todavía se acuerdan de jugar e incluso se saben los nombres de esas figuras…había tanto que hacer, tanto a lo que jugar. Y esa espera e ilusión cuando llegaba alguien más al grupo, que sorpresa y alegría nos daba, no teníamos móvil para quedar.Vivíamos tan intensamente que parecía que estábamos todo el día en una montaña rusa , con adrenalina y sorpresa. Cuando alguien no estaba nos preocupábamos por lo que le hubiese pasado, estará malo, estará castigado, estará en casa tranquilo, cuando aparecía  al día siguiente se hacía un corralito sobre esa persona ¿Que te pasó ayer?, que agradables conversaciones. El secreto era lo peor , cuando alguien decía algo al oído de otro,¡Que alegría te llevabas cuando te lo contaban!. No podría parar de recordar y escribir todas estas cosas tan mínimas que nos hacían la vida intensa, intrigante e interesante.

Me da pena pensar en los chicos de hoy que no pueden vivir sin su smartphone, tienen que programar su vida hasta el más mínimo detalle, saben con quién van a quedar, donde van a ir , pero lo peor no es la falta de adrenalína,emoción y sorpresa que se quitan ellos mismos en su vida, creo que lo peor es la falta de intimidad, tus amigos no son los que se saben tu vida y comparten las horas y momentos contigo, eso lo saben 200,300 o 500 personas,porque todo lo que hacen lo cuentan en una red social, ya no quedas con 3 amigos o 5, quedas con …la cantidad no la saben ni ellos. Esto es como un botellón virtual. Creo que esa sensación que teníamos nosotros de llegar a casa y preguntar casi con ansia ¿Me ha llamado alguien? no la van a vivir jamás, esa confianza de preguntar ¿y que ha dicho? no la van a tener nunca, pues a nosotros estos aparatos, esta generación de Nerd ,también nos quita mucha vida, la vida de saber cómo crecen nuestros hijos. Se nos ha ido el cariño a los amigos de nuestros hijos, no sabemos quién son en realidad, no sabemos que trato tienen, ni si fuman, beben…etc o son buena gente. No sabemos ni como son nuestros hijos en realidad. Muchas de mis amigas me comentan que si sus hijos se despistan y se dejan el ordenador o el teléfono sin bloquear, miran a ver como se mueven por la vida. Ya no somos como eran nuestros padres para nosotros, estamos en una edad en que muchos de nuestros padres se nos van para siempre, es increíble como todos recordamos a los padres de nuestros amigos, recordamos detalles mínimos que nos marcaron con un sello de cariño. Recuerdo tanto la tranquilidad con la que vivíamos en sus casas , sus historias , como nos quedábamos con ellos como unos hijos más. Que pena que esto ya no se viva para estos jovenzuelos, por mucho que vengan a dormir o vayan de invitados, la vida con los padres no existe, es un Hola y un Adiós.

Cuando van en el coche van con el smartphone, ya no ven lo que pasa por la ventanilla del coche, cuando vamos a comer , por supuesto está más que prohibido sacarlo del bolsillo, pues su cara se transforma en un «me aburro».Como se les pasa la vida que se convierte en un hacer fotos para colgarlas en segundos , que desilusión cuando regalas algo y antes de probarlo, tocarlo y disfrutarlo se vuelve el regalo en una foto colgada , después se disfruta.Conozco a un chico(14 años) y voy a decir su nombre porque estoy orgullosa de él, Telmo un amigo de mi hijo, cuando le recojo el coche es como si se llenase con su halo de alegría y su conversación interesante, me contó una de las veces que le recogí ,que había visto el nuevo edificio construido en Bilbao, una torre moderna y me describió perfectamente como cambiaba de color según la luz,un color azul que me describió con toda ilusión sabiendo que yo soy pintora, me hizo mucha ilusión y supo transmitirme la suya, me cuenta cosas, la cantidad de cosas que se pueden ir descubriendo por el mundo y la mayoría no lo ven, me cuenta lo bien que se lo pasa de tapas por la calle, disfruta.Así el otro día estos chicos tuvieron su primera fiesta de «mayores»,con lo cual tenían que ir todos de traje, cuando fuimos a buscar a Telmo y salió impecablemente guapo y se lo dije, no fue su respuesta un simple gracias, me divirtió e interesó tanto la historia de su traje, que tengo hasta ganas de ir al sastre de su familia.Ojalá todos estos chicos entendiesen la vida como Telmo, disfrutando de lo que hay fuera de una pantalla y transmitiendo con  la calidez de una voz ilusionada.

OJALÁ QUE LO PRIMERO Y LO ÚLTIMO QUE VEAN Y SIENTAN EN LA VIDA, NO SEA A TRAVÉS DE UNA PANTALLA.