CCOO tacha de “ridículos” los incentivos de Báñez a los autónomos

31/01/2013

Luis Martínez. El sindicato reclama que el Gobierno apoye solo los proyectos de los “verdaderos” emprendedores: -“No necesitamos más tiendas ni bares”. Admite que los sindicatos deben incorporar a la negociación colectiva el control de los salarios nominales.

España padece por la debilidad de su sistema productivo. Y la crisis hubiera afectado por igual a país aun sin crisis financiera internacional. Ahora nadamos en un mar de deudas. Y aunque tenemos casas y puentes, nos falta el trabajo con el que llenar la nevera. Este diagnóstico, con ser malo, no deja de ser conocido. Lo peor, según CCOO, es que la solución diseñada por el Gobierno, y en particular por el Ministerio de Empleo, dista mucho de ser la apropiada. “Pretenden convertir a los parados en empresarios de ellos mismos”, ironizó el equipo de economistas del sindicato, que hoy presentó un libro sobre la forma de apuntalar la maltrecha estructura de la economía española.

Los economistas de CCOO, con Míguel Ángel García a la cabeza, criticaron este jueves la estrategia de fomento indiscriminado del empleo autónomo escogida por el ministerio de Empleo que dirige Fátima Báñez. Ayer miércoles, precisamente el sindicato participó en una reunión encaminada a lograr un acuerdo que posibilite la llamada Estrategia por el Empleo Joven y el Emprendimiento, un plan de empleo que contiene medidas de choque y que podría aprobarse en las próximas semanas, con el incentivo al trabajo autónomo como una de sus principales bazas.

En esta línea, el presidente de la patronal CEOE, Juan Rosell, criticó hoy la rebaja de cuotas prometida y afirmó que los los empresarios no piden bonificaciones, sino una simplificación normativa.

Para el sindicato, la Estrategia por el Empleo Joven lleva camino de convertirse en una ocasión perdida. Creen que adolece de una falta de visión de conjunto. Y critican que el Ejecutivo pretenda atajar los problemas sin atacar las causas más profundas de la debilidad estructural de la economía española.

Así, los autores del libro, Carlos Martín Urriza y Luis Zarapuz Puertas, junto al propio García, defienden que solo debería incentivarse los proyectos de autónomos que aporten valor añadido. “No hacen falta más bares, tiendas o pequeños proyectos”, sostuvo Zarapuz en la presentación este jueves del libro ‘Conceptos básicos del tejido productivo español’.

El libro analiza la evolución de la economía española entre 1985 y 2011, un período en el que el PIB español creció un 50 por ciento en términos reales. Sin embargo, ese fuerte crecimiento se fundamentó en inversión en vivienda e infraestructuras física, lo que ha generado una inmensa bola de deuda cifrada en 2,8 billones de euros para el conjunto de agentes económicos, la mitad contraída con el exterior.

En el período estudiado, España no fue en cambio capaz de fortalecer su débil estructura productiva. Al contrario, la industria manufacturera -la más solvente, en líneas generales- cedió protagonismo en favor de otras actividades, muchas de ellas especulativas. Su contribución al PIB pasó de un 25 por ciento al 12 por ciento. Y tan solo representó un 0,5 por ciento del total del crecimiento logrado en ese período.

“Hemos gastado en infraestructuras físicas demasiado dinero. No era lo que necesita la economía española”, destacó García, quien no obstante matizó que no ha habido efecto expulsión de la inversión en el resto de actividades. Producto de ello, “tenemos un tejido productivo muy peculiar”, añade. Las grandes empresas del Ibex no producen en España y tampoco tiran del carro de la investigación y desarrollo. Además dependen mucho de la regulación pública en sectores como la energía, entre otros. Mientras tanto, “las pymes no es que sean pequeñas, es que no crecen”, subrayó

El problema son los precios, no los salarios

El libro del sindicato incide además en la influencia de los costes, no solo laborales, en la falta de competitividad de las empresas españolas. Defiende que el problema es de precios y no de salarios. Reconoce que los salarios nominales han crecido “en exceso”, no así los reales, que crecieron un “moderado” 0,36 por ciento en un período tan dilatado. “Los salarios han seguido a los precios”, concluye García tras recordar que la inflación creció 21 puntos por encima del objetivo de inflación fijado por el BCE, desde la creación de la UEM.

Los autores del libro reconocen que los sindicatos debería incorporar a la negociación colectiva no solo el control de los salarios reales sino también de los nominales. Además, proponen que la economía española “no vuelva a utilizar atajos” para crecer lo que significa no volver a generar burbujas y fortalecer el tejido productivo que resulte más viable, así como no fomentar la construcción residencial ni la de infraestructuras físicas. “Ya tenemos casas e infraestructuras. Ahora necesitamos riqueza para poder comer”, sentencia.

En línea con las peticiones clásicas del sindicato, el libro exige la reforma del sistema financiero a fin de evitar que base su crecimiento en la concesión de hipotecas, así como políticas que favorezcan la estabilidad de los precios, con ajustes de los costes, no solo salariales, sino también los costes energéticos y la distribución de beneficios empresariales. García concede además mucha relevancia al fomento del alquiler, pues sostiene que el país es incapaz de abaratar algunos productos y servicios por el coste del alquiler residencial y comercial. Asimismo exigen desarrollar la negociación colectiva de tal modo que los asalariados puedan acceder a los beneficios en los momentos álgidos del ciclo económico.

Los jóvenes no son el principal problema del desempleo

El libro fija además su atención en el problema del desempleo. En contra de la corriente general de opinión, los autores del libro indican que el problema principal no está en los jóvenes, un colectivo que representa tan solo un 17 por ciento en el total de los desempleados. “Lo que define el desempleo es la baja cualificación”, estima Marín Urriza.

Destacan que 3 millones de parados carecen de cualificación y tienen por tanto muy pocas posibilidades de encontrar un empleo, incluso cuando la economía remonte. Para ellos, abogan por una solución que combine subsidios y recualificación profesional.

Además critican que la reforma laboral no ha evitado los despidos, como pretendía. Por el contrario desde que entró en vigor, los empresarios ha optado por un ajuste interno, en salarios, además de por los despidos. Acusan además al Gobierno de torpedear el efecto benéfico del acuerdo de rentas firmado en enero de 2012 por obreros y patronos, en primer lugar con la aprobación de la reforma laboral y después con la subida del IVA, que imposibilitó la contención de precios necesaria para equilibrar el ajuste de rentas. “En el AENC (el nombre de ese acuerdo) no pone que tengan que bajar los salarios. Pone que tienen que bajar los precios”.

Finalmente critican a los empresarios a quienes advierten que para que una devaluación competitiva sea eficaz deben reinvertirse los excedentes, y procurar que el consumo sufra lo menos posible, un efecto que no se consigue si aumentan los despidos. En este sentido argumentan que, por cada punto de caída del PIB durante 2012, se ha duplicado la destrucción de empleo respecto a 2009. Un efecto del cual culpan a la reforma laboral que abarató y facilitó los despidos.

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