Sanidad humana

03/04/2013

Rodolfo Serrano.

Que la Sanidad ha dejado de ser un derecho para convertirse en un negocio es ya sabido. Como muchos de los derechos conseguidos en los últimos años en nuestro país: el trabajo, la educación, las prestaciones sociales…

Y también, como en todo, las cosas se añoran cuando se pierden. Decía Antonio Machado que se “canta lo que se pierde”. No sé yo si acabaremos cantando a la Sanidad pública, añorando la Sanidad pública, cuando la perdamos.

No hace mucho he vivido una de esas situaciones que te hacen ver lo que tienes y puedes perder. Por razones que no son del caso, he asistido a los últimos momentos –largos momentos- de una persona en un hospital público.

He tenido la suerte de contemplar el trato humano, digno y cariñoso de los profesionales sanitarios hacia un paciente cuyas posibilidades de supervivencia eran prácticamente nulas. Desde el momento su ingreso fue atendido como si, en vez de ser sus últimos momentos, estuviera ante una enfermedad de la que pudiera salir sin problemas.

No se escatimó ningún medio: ni medicamentos, ni cuidados paliativos, sueros, cambios continuos de ropas, visitas médicas diarias, atención de enfermeras y auxiliares. Y sobre todo, un trato diferenciado, cercano, humano y profesional hacia el propio paciente y los familiares.

En muchas ocasiones quienes estábamos a su lado, comprobábamos la alta cualificación del personal que la atendía, a pesar de que también podíamos apreciar el cansancio y sobretrabajo de una plantilla a todas luces insuficiente. Con esfuerzo y voluntad veíamos cómo redoblaban sus tareas con el fin de hacer más suave y dulce el momento que estábamos viviendo.

De vez en cuando escuchábamos sus problemas laborales, la reducción de plantilla, la amenaza de despidos que el personal soportaba sin que ello supusiera en ningún caso ni maltrato ni falta de atención hacia los pacientes que estaban en la planta.

Era Sanidad Pública. Era Sanidad Humana. Dudo que en la Sanidad Privada se hubiera dado un trato semejante. Probablemente, en este último caso, la necesidad de hacer rentable esta actividad, hubiera derivado en una atención menos humana. Y dudo que hubiéramos sido capaces de asumir el gasto económico que hubiera exigido la atención dispensada.

No quería dejar pasar esta ocasión para reivindicar nuestra Sanidad Pública. Porque no era sólo con nosotros. En nuestra misma situación se encontraban otras familias que fueron atendidas con el mismo cariño y dedicación.

Al salir cada día del hospital, veía los carteles y pegatinas en defensa de la Sanidad Pública. Sus advertencias: “La Sanidad es un  derecho. No un negocio”. Hoy sólo quiero dejar este testimonio como necesidad de luchar para que permanezca un modelo sanitario que ha costado largos años, duros esfuerzos y el dinero de millones de españoles que, con su trabajo, han hecho posible una Sanidad Pública y, sobre todo, humana. Son nuestros médicos, nuestros enfermeros y auxiliares y nuestros hospitales.

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2 pensamientos en “Sanidad humana

  1. Y que razón tienes, querido Rodolfo, te envío un abrazo en estos momentos y animo a todo el mundo a participar en la defensa de nuestra sanidad pública.

  2. ¡Así es!.

    Toca defender derechos, una y otra vez, las veces que hagan falta. No valen desmayos ni flojeras.

    Agradecido. Un fuerte abrazo.

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