Báñez se deshace en elogios hacia el pacto que niega su reforma laboral

23/05/2013

Luis Martínez del Amo. La ministra responsable de la reforma laboral atribuye a Rajoy la llegada del acuerdo y lo valora “positivamente”.

El preacuerdo sobre convenios colectivos dejó hoy una catarata de reacciones. Llamó la atención una de ellas en especial. Se trata de Fátima Báñez, la ministra de Empeo y autora principal de la reforma laboral, quien, a pesar de este curriculum, alabó sin rubor un pacto como el suscrito por empresarios y sindicatos, que acaba temporalmente con parte de lo dispuesto en la reforma de Báñez.

Lo dijo con más claridad uno de los firmantes del acuerdo sobre convenios colectivos. En concreto, el máximo responsable de CCOO, Ignacio F. Toxo, quien, tras celebrar la “buena noticia”, tildó a renglón seguido de “parche” un acuerdo que, dijo está llamado  reparar “la avería que ha generado el Gobierno con la reforma laboral”, dijo a Europa Press.

A pesar de esto, la ministra no se recató ni tan siquiera a la hora de repartir los méritos de un acuerdo que prolonga la ultraactividad de los convenios colectivos, en contra de lo dispuesto por la reforma laboral. Así, la titular del departamento de Empleo afirmó que el preacuerdo forma parte del compromiso adquirido entre Rajoy y los agentes sociales en su reciente visita a la Moncloa; en la cual el jefe de Gobierno se entrevistó con los líderes de UGT, Cándido Méndez; CCOO, Ignacio Fernández Toxo; CEOE, Juan Rosell; y Cepyme, Jesús Terciado.

Lo cierto es que, medallas aparte, el preacuerdo firmado por los agentes sociales -y en el que no participa el Gobierno- parece alejar el riesgo de explosión controlada que pesaba sobre los convenios de entre 1,5 y 2,5 millones de trabajadores, según las fuentes. Sin embargo, en algunos casos, la amenaza persiste.

Para el presidente de CEOE, Juan Rosell, el preacuerdo, que ratificarán la tarde de este jueves los agentes sociales, es “agua para apagar incendios” y ofrece un “margen suficiente” para evitar el formidable conflicto originado por el final de la ultraactividad, decretado por la reforma laboral.

Mediación o arbitraje, si persiste el deacuerdo

El acuerdo disipa la posibilidad de que salte por los aires el marco legal en materia laboral de millones de trabajadores. Aun así, el documento anticipa que algunos desacuerdos no podrán resolverse. Y, en estos casos, propone una salida, como es la mediación o el arbitraje, para esos conflictos.

Hasta la entrada en vigor de la reforma laboral, los negociadores contaban con una prórroga automática al finalizar el período de validez de un convenio colectivo. Incluso en el caso de desacuerdo. Esta medida disgustaba a los empresarios -pues veían consolidado un suelo de derechos a sus trabajadores- y era festejada por los representantes de los empleados.

La reforma laboral acabó con este marco legal. Estableció en cambio que los pactos solo pueden prorrogar un año su contenido automáticamente desde el momento en que se denuncian.  ¿Y a partir de entonces? ¿Qué ocurre? Lo que ocurre es el convenio pierde totalmente su validez. Desaparece. Su contenido se esfuma y los negociadores, sin suelo ya negociador, deben comenzar a negociar desde cero.

Entre tanto, hasta la llegada de uno nuevo, los trabajadores quedan a merced de lo que diga el convenio de ámbito superior o, en su defecto, el Estatuto de los Trabajadores, mucho más pobre en materia de conquistas laborales.

No devuelve la ultraactividad

Sin embargo, el preacuerdo alcanzado ayer no devuelve la ultraactividad sin límites a los convenios colectivos. Por lo pronto, tan solo es una orientación. Algo muy común sin embargo en este ámbito, donde se fijan objetivos generales y son los negociadores quienes deben transmitir esos contenidos generales al día a día del sector o la empresa.  Y lo hacen de forma bastante eficiente, al menos en algunos casos como el de la fijación salarial, que ha clavado -en torno al 0,5 por ciento- las alzas pactadas para este año.

Volviendo al acuerdo sobre la ultraactividad, el documento recomienda a las partes que otorguen plena validez a lo convenios, aunque hayan decaído, a despecho de lo que dice la reforma laboral de Báñez.

En caso de desacuerdo, continúa, el pacto prevé un final al proceso, que se declarará por instancia de cualquiera de las partes. Cuando una de las partes declare agotado el proceso, se recurrirá al arbitraje o la mediación.

Por otra parte, las cláusulas que establecían persistencia de la ultraactividad más allá de lo legislado por la reforma, son plenamente válidas, acuerdan sindicalistas y empresarios. Algo que la ministra de Empleo, “como no podía ser de otra manera” y a pesar de que constituye una enmienda parcial a su reforma, valora “positivamente”.

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