¿Por qué eligió a Ayanta para escribir Pacto de sangre? Tiene dos hijos más que podían haberlo hecho.
FSD. Los otros dos no son escritores, Ayanta sí. Mi hijo mayor ni siquiera lee. Mi tercera hija está en otra onda. En Ayanta veía una escritora, pero no de ahora, desde siempre; ella tiene varias novelas empezadas que no llegaban a ninguna parte. Ayanta cuenta ahora con la misma edad que yo tenía cuando publiqué mi primer libro. Este proyecto ha supuesto el empujón definitivo para que Ayanta escriba.
Ha escrito a su padre y a su hijo, su hija le ha escrito a usted ¿a quién le hubiese gustado escribir que no lo haya hecho y quién le gustaría que le escriba a usted?
FSD. El único género literario que me interesa es la egografía. Historias que tratan sobre familias, sobre el propio escritor, sus diarios, epistolarios… Las novelas me aburren. No me interesa que alguien se invente una historia de amor entre la vecina del quinto y el zapatero de la esquina, me la trae al fresco. En realidad todas mis novelas son cartas: a algunas de mis mujeres, a mis amigos, a mí mismo… Así que la carta que a mí me gustaría escribir ahora mismo es mi testamento. Un testamento literario… ¡Y real! Es que mi testamento es el lío padre. Lo retraso y lo retraso y nunca lo culmino. Intento ser justo en ese testamento. Con mujeres y con hijos de tan distintas edades es muy difícil ser justo. Lo cómodo sería pensar tengo cuatro hijos y una mujer, lo reparto entre cinco y ya está. Pero creo que sería tremendamente injusto. Como el testamento creará disparidad de opiniones, me gustaría explicar a mis hijos el porqué he tomado determinadas decisiones en ese testamento. Bonito libro puede ser ese.
¿Cómo se aprende a ser padre? ¿Cómo se vive la paternidad a los veinte y la paternidad cerca de los ochenta?
FSD. A los veinte años a mí la paternidad me vino ancha, larga, grande, no me di cuenta de nada. De hecho me largué y no vi a mi hijo desde los dos años hasta los quince con lo cual la relación con mi hijo fue infinitamente más difícil de lo que ya suele ser de por sí la relación entre un padre y un hijo. Yo hacía el amor con la irresponsabilidad de no plantearte que podían venir hijos. La segunda, Ayanta, vino por una borrachera que cogimos su madre y yo el día de mi santo. Por un infame aguardiente chino en Taiwan. Ahora soy absolutamente contrario al aborto, pero entonces igual nos lo hubiésemos planteado. El problema era ¿cómo coño se abortaba entonces en China o en Taiwan? El tercer y cuarto hijo ha sido un acto de generosidad hacia sus madres. He sido el ancla, el mástil de la vida de mis hijos por diversas circunstancias, aunque a priori, yo nunca he querido tener un hijo. Yo era escritor, quería escribir libros con la menor dificultad posible para escribirlos, sin distracciones. Con Akela la vida me ha dado una lección.
¿Absolutamente contrario al aborto?
FSD. Absolutamente, excepto en casos de malformaciones graves del feto, de fetos inviables como la chica salvadoreña que estos días está en boca de todos, y por supuesto, si existe peligro para la vida de la madre. Antes de que te vayas, te voy a enseñar una cosa sobre el aborto. Un vídeo.
¿Puede una persona que ama profundamente a los animales, hasta el punto de escribir más de 300 páginas sobre su gato, disfrutar con el toreo?
FSD. Vamos por partes y comencemos por el gato. Es sabio, es el príncipe de la libertad, elegante, aristocrático, jamás pierde la dignidad, es limpio, es aséptico. Es una divinidad. Haz una prueba Carmela: mira a un perro, bajará los ojos, mira a un gato, los bajarás tú. El gato no juzga, como yo, rara vez me oirás hablas mal de nadie: de ahí que estoy en contra de las manifestaciones, de los indignados que siempre están juzgando, son curitas progres. No meterse en la vida de los demás me parece extraordinario.
Amo a todos los animales, tenía vocación de letras, pero también de zoología. Estuve a punto de irme a Ciencias Naturales a estudiar zoología. De todos los animales el peor es el hombre, el único que no cumple con su deber, que no cumple la ley del instinto, el único que introduce lo artificial en lo natural. A mí no me gusta España, lo único que todavía me hace sentirme español son los toros. Es el animal mejor tratado, el que mejor vive en toda la escala animal es el toro de lidia, en las dehesas, en los parques naturales es cuidado, alimentado, mimado, respetado, reverenciado, venerado… La corrida es un homenaje al toro. Hice una serie de documentales en los años ochenta sobre la tauromaquia. Filmé las secuencias paralelas de la muerte del toro en la plaza bien estoqueado y la muerte del animal en el matadero. Lo segundo es como la muerte en un campo de concentración, la primera es una muerte plácida. Los veterinarios de la Universidad de Madrid que no son taurinos sino científicos, han llegado a la conclusión de que el toro en la plaza cuando es picado, banderilleado, citado e incluso estoqueado está segregando las hormonas del placer. En cambio cuando lo llevas al matadero genera las hormonas del estrés. El toro en la plaza da rienda suelta a su naturaleza. Nadie obliga a embestir a un toro, de todos los animales de la naturaleza el único que se crece en el castigo, que es guerrero, es el toro. Los animales se acobardan, el toro se crece y va a por ti. Mi afición a la tauromaquia es una manifestación más de mi amor a los animales. Es de familia, todos mis hijos y hasta mis mujeres, y te estoy hablando de siete, bueno de seis, la primera no lo sé, han sido taurinas. No podría vivir con una mujer que no fuese taurina. La primera palabra que dijo Ayanta fue toro. Me hubiese encantado tener un hijo torero.
Ayanta protesta: Bueno papá, una cosa es que nos gusten tanto los toros y otra bien distinta es tener a un torero en la familia…
¿Cómo se enfrenta a la muerte alguien rodeado de pura vida?
FSD. La muerte siempre me ha rodeado. Me gusta oír silbar las balas cerca de mi cabeza. Guerras, catástrofes naturales, terremotos… Allá donde había peligro, allá que me iba yo como corresponsal. He escrito mucho sobre la muerte. La muerte y el nacimiento son los momentos más importantes de la vida. El nacimiento es una expulsión desde un punto oscuro a un exterior luminoso; la muerte se trata de una implosión desde un mundo exterior y luminoso hacia un punto oscuro en el que no sabemos lo que hay allí. Me despierta enorme curiosidad y no me da ningún miedo, si yo pudiese morirme sin morirme lo haría. Las drogas que tanto me gustan como el LSD son experiencias de muerte en vida. Yo he estado muerto a través de estas experiencias con drogas y han sido las experiencias más enriquecedoras de mi vida. También me encantaría morirme sin morirme para ver lo que dicen de mí porque en este país cuando estás vivo te dan leña por todas partes y cuando mueres te suben a los altares. De todas formas me jode morirme porque soy una persona vital, alegre y me siento como cuando tenía veinte años, no físicamente que tengo achaques, pero sí psicológicamente. Necesitaría cien vidas enteras para llevar a cabo todos los planes que se me ocurren cada noche.
¿Cree en la reencarnación?
FSD. De todas las teorías para explicar el más allá, la más lógica es la reencarnación, la más científica, aunque no estoy seguro. Todas las demás me parecen un disparate.
¿Se reencarnaría en Dragó?
FSD. Noooooo estoy cansadísimo de ser Dragó. Tengo mis dudas: me reencarnaría en mujer o en gato. De todo lo que contiene el universo lo más sublime es el gato. Si me reencarno en hombre que sea en mujer, no en varón. Si hubiese sido mujer mi vida hubiese sido mucho más fácil de lo que ha sido, un sendero de rosas. Mujer guapa e indecente, en el mejor sentido de la palabra indecente. A mí no me gustan las mujeres decentes. Naoko tiene dos defectos: no puede beber alcohol porque carece de la enzima que metaboliza el alcohol; yo abro por las noches una botella de champan -que me dura tres días- y me gustaría compartirla con ella. El otro defecto es que es muy decente en la cama. José María Álvarez, el poeta de Cartagena decía “las más hermosas palabras que un hombre puede oír de labios de una mujer son: quiero ser tu puta”. Y es verdad.
¿Esta sociedad premia a los mediocres y castiga a los brillantes? ¿Tiene arreglo España?
FSD. España no tiene arreglo, tiene muchos males e infinitas enfermedades, la mayor de todas la envidia. Es España hay odio a la excelencia, en cuanto destacas por algo van a por ti. Asistimos a una permanente exaltación de la vulgaridad, de lo mediocre frente a la excelente.
¿Contamos en España con algún político de altura?
FSD. Un hombre de altura no se dedica a la política. Un hombre de altura pinta cuadros, escribe, descubre continentes, encuentra la penicilina, pero no se dedica a la política. Dentro de eso…
Es el único momento en el que Ayanta, que escucha atenta lo que Fernando cuenta, a su lado, cercana, cariñosa, interviene en las respuestas del turno de su padre.
AB. No, no, no, papa, no digas más que eso ha estado genial. No digas ningún nombre porque no hay.
¿Ni hombre ni mujer? Insisto. Y Ayanta me explica sus razones.
AB. Carmela, es mejor que no diga nada, porque puede decir un nombre ahora, pero dentro de dos años ese nombre ya no existe porque en el ejercicio de la política habrá demostrado que no es un hombre de bien. ¿Quién resiste el tiempo en la política? Nadie.
FSD. Pero vamos si te tengo que dar un nombre, te doy uno por amistad, que además vive aquí al lado. Esperanza Aguirre. Es vecina desde hace treinta años, una amiga. Ella al menos es uno de los pocos políticos que rompe la baraja. Es excéntrica, saca los pies del banco, no es clónica. Y eso lo aprecio muchísimo. Me molestan los clones. Hay un gesto que me pone frenético de Rajoy y Rubalcaba o de Hollande y la Merkel, esos dos minutos dándose la mano mirando a cámara para la foto. Un gato nunca haría semejante indignidad. He decidido no volver a participar en ningún programa que trate de política. Hemingway decía “si escribes sobre política y tu obra sobrevive literariamente hablando, el lector del futuro tendrá que obviar el contenido político”.
¿Hablamos de democracia? Sé que pone muchas pegas a este sistema…
FSD. No estoy a favor de la democracia sino de la meritocracia. Te comen cuando lo dices, pero en privado todo el mundo te da la razón. TODO el mundo. El derecho al voto no es natural, los derechos se ganan. No creo en el sufragio universal libre y directo. En la cosa pública el que tiene derecho al voto es aquel que tiene un criterio. Para tener un criterio hacen falta tres condiciones: rectitud, cultura y educación, y tener vocación de servicio público. Los políticos son unos lacayos, son unos señores a los que les pagamos el sueldo. Como si yo tuviese un mayordomo y le pagase para que me busque la chaqueta y la corbata más apropiada. Yo pago a un señor para que arregle los aburridísimos problemas de la administración. Los políticos no son nada. En Atenas solo intervenían los ciudadanos y para ser ciudadanos tenían que haber superado la paideia, un sistema docente brutal y dificilísimo. Otro defecto de la democracia es que genera la casta política que padecemos en Italia y en España; un tipo de profesión absurda la del político. En regímenes no democráticos hay muchos menos políticos, mucha menos corrupción, mucha menos idiotez. Soy partidario del autogobierno. También del modelo de gobierno que promulgaba Platón: el gobierno de los héroes, los sabios, los sacerdotes, los guerreros, es decir, de las élites.
Pero la democracia no será un sistema eterno. Han convertido a la Constitución en las Sagradas Escrituras. Y los herejes son los que quieren cambiar esas escrituras que ellos se han inventado. ¿Qué hacen los ciudadanos el día de la Constitución? Hacen cola en las puertas del Congreso como si fuese el portal de Belén, con ofrendas para los Reyes Magos. Han convertido la democracia en una religión.
Y todo lo bueno se acaba. En algún momento la conversación debe finalizar… No quiero abusar de la hospitalidad de Ayanta y de Fernando y sí agradecerles su generosidad: por su tiempo, por abrirme su hogar, pero sobre todo, por la inmensa sinceridad con la que conversan. A unos les gustarán las respuestas y a otros no, pero son las suyas sin trampa ni cartón, obviando lo políticamente correcto y la crítica ajena. Antes de marchar, me muestra el vídeo prometido. Cincuenta segundos que proyectan el primer plano de un niño de pocos meses, feliz, risueño, sonriente, encantador… Se trata de su hijo Akela. Dragó me mira fijamente y entonces la pregunta me la hace él a mí: ¿Cómo se puede no dejar nacer a una cosa así?
>> Leer la I parte de la entrevista
Twitter: @CarmelaDf
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