Mucho amagar y no terminar de dar, mucho que viene el lobo, que viene el lobo, y de tanto no pasar nada la gente termina cogiendo confianza y desoyendo las advertencias. Y será justo entonces cuando venga el lobo y se los coma a todos. No sé si el l0bo se llamará Portugal, España o euro. Ignoro si puede ser el desempleo americano o el producto interior bruto, pero el lobo llegará cuando ya todos nos hayamos acostumbrado a las falsas alarmas. Y ese día arrasará.

Les cuento esto porque nunca está de más la prudencia en esto de la Bolsa y en ocasiones como esta aún más. Los mercados suben y nadie niega que tienen ganas de subir. Es más, tienen motivos y el  principal se llama Bernanke, el hombre que un par de veces por quincena inunda de dinero fresquito el sistema. Pero los «malos» siguen ahí y van a aprovechar cualquier resquicio para tirar el decorado abajo.

De hecho, hoy lo han intentado. Aprovecharon las nuevas tensiones en torno a la deuda portuguesa y unas palabras de Bernanke que casi todo el mundo tomó por negativas (dijo que empiezan a verse signos de crecimiento más allá de las ayudas, pero que este crecimiento aún no genera el empleo necesario para remontar la crisis definitivamente) cuando podían haberse tomado positivas si se pone el énfasis en la primera parte de la afirmación. Y a media sesión parecía que esta vez sí. Que los índices americanos caerían con estrépito.

Pero otra vez fue no y la segunda parte de la sesión fue de nuevo la de la recuperación hasta dejar las pérdidas en unos niveles más asumibles y que entrarían dentro del capítulo «leve corrección». Ya es un avance significativo cuando unas horas antes el capítulo que se abría en el libro era el de «amago de derrumbe».

Total, que al final el Dow Jones se dejó un 0,19%, el S&P 500 un 0,18% y el Nasdaq un 0,25%. A más de un mercado europeo le habría gustado este resultado.