La Seguridad Social se nutre del dinero que pagan empresas y trabajadores. Cuando abonan las llamadas cotizaciones sociales, ese dinero va a una caja con la cual se pagan las pensiones, una de las facturas más abultadas del Estado. Pues bien, según lo visto hasta junio, las cuentas no salen. Y es que el Gobierno esperaba recaudar unos 105.863 millones a lo largo de todo el año. Y se ha encontrado con que, hasta el mes de junio, tan solo ha recibido un 46% de lo esperado. Un ritmo de caída que, de seguir así, convertirá las previsiones del Gobierno en papel mojado, tras errar el tiro en de 7.000 millones.
Los ingresos por cotizaciones no remontan. La principal fuente de financiación de la Seguridad Social sigue secándose a un ritmo del 3,7% hasta el mes de junio, respecto al mismo período del año anterior. Y, mientras tanto, ¿qué ha sucedido con el empleo? Al inicio del año, el instituto de previsión social contaba con 16,44 millones de afiliados medios, contabilizados al cierre de diciembre. Seis meses después, el mes de junio acabó con 16,39 millones; es decir, una caída insignificante de apenas un 0,3%.
¿Qué ha sucedido? Para los sindicatos, la sequía de ingresos de la Seguridad Social se explica por la “precarización” del empleo. Un empeoramiento en las condiciones de trabajo que viene dado, dicen, por el despido más fácil que trajo la reforma laboral y su abaratamiento de los salarios. Los empresarios, mientras no escampe, no se animan todavía a contratar, o solo lo hacen a tiempo parcial, con menores cotizaciones. Al igual que los autónomos, una modalidad de empleo que está creciendo y que suele pagar lo mínimo al instituto de previsión social. Así, las cotizaciones por ocupados cayeron en el primer semestre un 2,52%.
Por otro lado, cada día más parados se encuentran ya sin ayudas, tras haber agotado la prestación por desempleo. Las cotizaciones de los parados las pagan los servicios públicos de empleo (SPE), que dejan de hacerlo cuando agotan la prestación. Hasta junio, las cotizaciones de los desempleados se hundieron un 13,39%. Lo cual da idea del volumen de personas que están perdiendo toda ayuda. Así, entre enero y mayo, el ministerio de Empleo gastó un total de 13.174 millones por la factura del desempleo. Es decir, 142,4 millones menos que el año anterior, a pesar de haber 176.000 parados más.
Saldo positivo gracias a la inyección del Estado
El Gobierno reconoció hoy la magnitud del problema de la falta de ingresos por cotizaciones a la Seguridad Social. “Lo prioritario ahora es que las contribuciones de trabajadores y empresarios recojan el testigo”, dijo Tomás Burgos, su máximo responsable.
Pese a ello, las cuentas de la Seguridad Social arrojaron un saldo positivo superior a 9.830 millones hasta junio. En ese plazo, el Estado inyectó más de 11.900 millones; es decir, casi 5.000 millones de euros más que el año anterior. Sin embargo, en el segundo semestre, “las transferencias del Estado no serán tan vigorosas”, recalcó Burgos.
Hasta la fecha, el Gobierno ha consumido un 76% de lo que tenía previsto aportar en todo el año a las cuentas de la Seguridad Social. Estas aportaciones representan, sobre el total de ingresos, un 18,43%. Según recuerda el ministerio, los presupuestos de 2013 prevén en concepto de aportaciones del Estado a la Seguridad Social un importe total cercano a los 15.540 millones de euros; es decir, casi 6.670 millones más que en 2012.
En cuanto a los gastos, las prestaciones económicas a familias e instituciones totalizaron hasta junio 51.241 millones, una cifra que representa un 93,48% del gasto total realizado en el sistema de Seguridad Social. La mayor partida, 49.397 millones de euros corresponde a pensiones y prestaciones contributivas, con un crecimiento interanual del 3,73%.
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