Lo que aconteció desde el desayuno hasta bien entrada la noche ya ha sido radiado, escrito, televisado, analizado y desmenuzado, así que en esta última crónica sobre nuestra candidatura, escribiré sobre las personas. Acerca de sus reacciones, pareceres, sentimientos y congojas, porque detrás de un grandioso proyecto, sea del ámbito que sea, por encima de intereses geopolíticos, del desprecio hacia criterios de excelencia y a un trabajo impecable, hay esfuerzo, dedicación, empeño e ilusión de un extraordinario grupo humano.

Comienzo por los que deberían ser los protagonistas del olimpismo, los deportistas. Quizá los más afectados por la derrota, porque ellos, acostumbrados a competir, admiten y reconocen el triunfo del competidor cuando es superior. Pero cuando los adversarios han sido evaluados técnicamente con puntuaciones inferiores, cuando el apoyo popular de los otros dista años luz de la involucración de tus compatriotas, cuando tu plantel de campeones deportivos en todas las disciplinas deja en cuadro a tus rivales, no comprenden, no asimilan, sufren.  Para el recuerdo las lágrimas de Mireia Belmonte, de la admirable Teresa Perales, de Ona Carbonell, el disgusto monumental de Fermín Cacho o las palabras del mismísimo Pau Gasol afirmando que “decisiones así, hacen plantearte muchas cosas”.

Otro grupo que tiene mucho que decir son los miembros y staff de la candidatura. He trabajado codo a codo con ellos muchos meses, especialmente con el grupo de prensa y comunicación –Manolo, Olalla, Nacho, Sandra…-, y he de confesar que además de encantadores en el trato personal, son grandes profesionales que han echado el resto por el proyecto. Los emotivos e-mails de despedida que enviaron el día siete por la noche te ponían el corazón en un puño. Presidiendo nuestra candidatura, Alejandro Blanco. En el cóctel de la delegación posterior a la elección estaba destrozado; lo que más le dolía era haber caído ante Estambul, pero lejos de esconderse tras un trago indigerible o de despotricar por un desenlace con el peor escenario posible, intentaba analizar las causas y los porqués. Nuestro fallo. Pues querido Alejandro, si unos señores prefieren anteponer sobre España a un país inestable socialmente, atestado de revueltas, que infringe claras violaciones a los derechos humanos especialmente en lo que a la dignidad de la mujer se refiere; si ante un empate deciden seleccionar a Estambul, el peor candidato en todos los ámbitos -según su propia evaluación- frente al mejor, Madrid, no te vuelvas loco porque el criterio de los evaluadores ha quedado en entredicho. Una vez más.

Los terceros involucrados, empresarios y patrocinadores, guardaban el tipo y la compostura tras la cruel derrota. Algunos, como Garrigues, han apoyado las tres candidaturas y la tirria del CIO ante lo nuestro comienza a pesar en el ánimo y hasta en el orgullo. Otros, como Florentino Pérez –al igual que Letizia Ortiz- solo participaron en los dos momentos institucionales clave. El Príncipe Felipe, sin embargo, se ha dejado la piel por este proyecto. Olé por él. Reproduzco la reflexión de uno de los diez empresarios más importantes de la economía patria. Dura, pero significativa: “No aprendimos  la lección de las dos anteriores candidaturas, que ya eran impecables. Si el fair play no forma parte de este partido, para esta tercera candidatura, debimos haber dividido el presupuesto del que disponemos entre miembros CIO que sabemos que nunca nos van a votar. Unos veinticinco. Una cantidad importante  para cada uno. Esos comprados, unidos a los que nos votan, hacen el  total de votos necesarios para traernos los Juegos.” ¿Será ésta la estrategia certera? De todos es sabido que los miembros de la candidatura japonesa han visitado a los CIO en sus domicilios particulares. ¿Habrá sido para tomar el té?

Turno de los medios de comunicación, que han currado como jabatos en unos días de agenda estresante y se han volcado en las semanas previas de la elección. Hemos visto a cámaras y fotógrafos seguir realizando su trabajo con lágrimas en los ojos tras la designación de la sede olímpica. María Escario lo pasó francamente mal dando el telediario el directo apenas unos segundos después de la noticia. Pero mantuvo el tipo hasta el final.

Del último grupo involucrado, los políticos, hoy no tengo nada que escribir. Me da pereza. Bueno sí, les haré partícipes de unas palabras que me dirigieron a la mañana siguiente de la designación. “Carmela, el CIO quiere que en 2024 los Juegos sean en París o en Berlín. Y eso nos dejaba fuera.” Si esto es verdad y se sabe… ¿¿¿por qué seguimos peleando por una batalla perdida de antemano???

Finalizo por donde comencé: por las personas. Lo mejor de esta aventura ha sido la unión, involucración, pasión e ilusión nacional por parte de todos. Buen rollo, optimismo, compañerismo, trabajo duro, altruismo, desinterés, solidaridad, empatía, han capitaneado estos días de convivencia en la delegación. Si los que deciden han demostrado no tener el espíritu olímpico que debieran, los participantes han ganado la medalla de oro.

Moraleja: Nos cierran una puerta, abramos una ventana. ¿Y si nos ilusionamos con otro proyecto de envergadura para España? Eso sí, en el que no seamos evaluados por unos personajes frívolos y caprichosos. Y enhorabuena a Tokio. Organizarán unos Juegos formidables.