Creo que el error que cometemos al enamorarnos, es que desde el primer momento pensamos que lo que sentimos hacia la otra persona, va a durar siempre. Y luego vienen los desengaños. Deberíamos de aceptar el enamoramiento como un proceso que nos conduce al verdadero amor. Una vez que se alcanza ese estado, el de sentir amor verdadero y no ese “subidón” al que bien se le podría denominar  enamoramiento, se puede empezar uno a hacer ilusiones con la otra persona, con la relación y en definitiva, a pensar en un futuro común.

El amor de tu vida existe. Por supuesto que existe. Lo que ocurre es, que para llegar a él, en ocasiones tendrás que vivir muchas decepciones y algunas rupturas. Tuve un amigo que comparaba el amor con una partida de parchís. Decía que siempre existen 5 fichas en tu vida, que son las cinco cosas que más importancia tienen para ti, que debes de ir moviendo esas fichas y llegar a casa con ellas sanas y salvas. Que si te comen una ficha tienes que volver a empezar desde cero, en la casilla de salida. Y así siempre. Que con las relaciones ocurre lo mismo: empiezan y acaban. Te comen y vuelta a empezar. Y encima se cuentan veinte (a tu salud).

Es cierto, no somos conscientes pero a veces vamos de amor en amor, curioso, porque también podría ser comparable con el juego de la oca, de amor a amor, de oca a oca y tiro por que me toca. Cada relación es un mundo y como mundo que es hay que disfrutarlo y vivirlo. De todas tus parejas aprenderás algo bueno o malo. Crecerás como persona. Nunca una relación, aunque fracase, será un error, porque de ella sacarás un montón de cosas en claro. Te ayudará a ser mejor persona, a hacer las cosas de la mejor manera posible en tu vida personal o en relaciones venideras.

Para ser feliz hay que haber sido infeliz antes. Porque quien es feliz siempre, puede que no sepa apreciar dicha felicidad. Es como quien está acostumbrado a que se lo den todo hecho. No valoras igual algo que te ha costado un esfuerzo o trabajo conseguirlo que algo que te han regalado por el simple hecho de existir. Con el amor pasa igual.

Y volviendo a lo de antes, te diré, que el amor de tu vida existe. Y lo sabrás cuando lo encuentres. Sabrás que es él, no tienes que preocuparte. Lo sabrás porque verás futuro desde el primer día con esa persona. Porque tendrá todas las cualidades que siempre has anhelado en alguien. Porque admirarás a esa persona. Porque sentirás escalofríos con tan solo rozar su mano, y no en la primera cita, sino que, tras varios meses, incluso años, seguirás sintiendo lo mismo.

Creo, que en realidad, lo complicado no es encontrar al amor de tu vida, sino mantenerlo a tu lado. Es decir, cuidar ese amor para que nunca se rompa y fracase. Eso es, tal vez, lo más complicado de las relaciones: mantenerlas y cuidarlas. Aunque a la vez que es complicado, es sencillo, pues desde mi punto de vista, se trata de encontrar a la persona adecuada, que te valore tanto como tu le valoras. Añadir a la rutina pequeños detalles de amor que hagan arder esa chispa de amor existente. Saber, al fin y al cabo que importas a la otra persona. Hacerle sentir importante y única. Y sobre todo, mantener el respeto mutuo, cada día inventar nuevos besos, no dejar dormir nunca a las caricias, trazar siempre nuevas rutas por su cuerpo, que nunca el hacer el amor se convierta en rutina, y quererse, sobre todo quererse, porque te puede llevar toda la vida en encontrar a esa persona, como para perderla.

Como para que te coman la ficha cuando ya estás a tiro de uno para llegar a casa, como decía la teoría del parchís de mi amigo. Y volver a empezar.