Una vez en Windsor, le pregunté al modelo David Gandy si era descendiente de Mahatma Gandhi y me contestó que sí. En la recepción que le ofreció el embajador inglés en su residencia de Madrid, en la urbanización Puerta de Hierro, un grupo de periodistas me dijeron que no, que me había tomado el pelo. Cierto o no, a mi me gusta pensar que puede que sí, que David sea un poco heredero de ese Gandhi líder de la no violencia.
Desde luego es un modelo que ha cambiado las reglas del juego. Ha conseguido cobrar lo mismo que una modelo top, cuando ya se sabe que en el modelaje los hombres cobran menos que las mujeres. Él es igual que la marca que representa, que Johnnie Walker Blue Label, elegante, clásico y lujoso.
Y como no podía ser menos y teniendo en cuenta, que en la puerta nos recibía una enorme foto de la reina Isabel II, con su corona y su bolso, la fiesta fue exquisita. Poca gente, pero bien escogida. De acuerdo que había un fotocol, pero los invitados llevaban su ropa y sus joyas de casa.
Las viandas deliciosas –al jamón Carrasco de Guijuelo me remito- y las bebidas inmejorables, esos vinos de Emilio Moro y los cócteles con whisky Blue Label, el “Rosemary Blue” y el “Ginger Johnnie” creados para la ocasión, eran para dejar el coche bien aparcado y regresar en taxi a casa. Una delicia.
Jaime Cantizano, que madruga una barbaridad, quiso brindar con Juncal Rivero, Arantxa del Sol, Unax Ugalde y el chef dos estrellas Michelín Óscar Velasco. A los brindis se unieron los empresarios José Moro, de Bodegas Emilio Moro y Francisco Carrasco, de Carrasco-Guijuelo
Y por supuesto, gracias, Simón J. Manley, embajador británico en España, que actuó como el perfecto anfitrión en esta fiesta organizada por Acción y comunicación, Ana Escobar y Rafael Ríos, un díez.
Qué buena crónica Carmen!