El doble éxito de BMN, que ha realizado la primera emisión del año por parte de una entidad financiera, también la primera apelación al mercado por parte de un banco nacionalizado, y que ha conseguido que la demanda de sus cédulas hipotecarias más que triplique la oferta, ya tiene imitador. Otro banco nacionalizado, Bankia, protagonizará la primera emisión de deuda sénior por parte de estas entidades.

Bankia ha encargado la colocación de una emisión de deuda sénior a cinco años (el mismo plazo que las cédulas hipotecarias de BMN) por un importe superior a los 500 millones de euros a cuatro bancos de inversión: Bank of America Merrill Lynch, Commerzbank, Natixis y UBS. En la operación también participará la propia entidad nacionalizada.

Bankia realizó en junio de 2012 la última de las cuatro emisiones de cédulas hipotecarias a cinco años efectuadas para obtener garantías que presentar ante el Banco Central Europeo (BCE) a cambio de financiación. Entonces fueron 3.500 millones, que se suman a los 2.000 millones de enero, los 500 millones del 22 de febrero, y los 3.000 millones del 16 de marzo. La entidad fue nacionalizada en mayo de ese año, y su presidente, Rodrigo Rato, fue sustituido por José Ignacio Goirigolzarri.

La operación de Bankia es más arriesgada que la de BMN, ya que la deuda sénior, a diferencia de las cédulas hipotecarias, no cuenta con garantías adicionales (las hipotecas), sino que solamente está respaldada por el patrimonio del emisor. El tipo de interés que tiene que ofrecer para captar inversores es, por tanto, más elevado. Pero los contactos realizados por los equipos de Bankia con inversores institucionales internacionales en el tramo final de 2013 reflejan un gran apetito hacia la banca española.

Esta colocación, junto a la ya realizada por BMN, muestra la confianza de los mercados y de los inversores internacionales sobre la economía española y sobre las entidades financieras, incluidas las nacionalizadas y las que han recibido ayudas públicas. Para estos bancos, realizar emisiones no se limita a captar recursos, sino que supone enviar un rotundo mensaje sobre que están cumpliendo, incluso superando, con sus planes de reestructuración, hasta el `punto de que recuperan la confianza de los mercados.