Alfa Romeo 4C, pasional

03/02/2014

F. del Brío. Punto de lanza en el relanzamiento de la marca italiana automovilística, encarna en la conducción en estado puro y cuesta 50.341 euros.

arriba-4cCarece de aspectos prácticos y funcionales, pero permite disfrutar conduciendo como en pocos. Hablamos del nuevo Alfa Romeo 4C, cuyo único argumento para adquirirlo, con 50.000 euros a mano, es sentir pasión al volante.

Y es que el italiano rebosa pasión. Curiosamente su imagen, que para ser el icono de la nueva Alfa, no ha sido encargada a ningún acreditado diseñador de renombre, sino que surge del Centro Stile Alfa Romeo, y todas sus soluciones se han tomado con el único objetivo de obtener las mejores prestaciones y proporcionar el mayor placer de conducir.

Sus cifras hablan de una punta de 258 km/h o de una aceleración de 4,5 segundos de 0 a 100 km/h con solo 940 kg con todos sus depósitos a tope. Lleva un motor 4 cilindros 1.7 de 240 CV, lo que arroja un ratio de 3,83 kg/CV, más brillante que un Audi R8 de 430 CV, considerado súperdeportivo.

ladillo-4cAdemás, estamos ante un «todo atrás», es decir, con motor y caja de cambio a pocos cm de la espalda del conductor, junto a la propulsión. Si añadimos unas suspensiones propias de competición obtenemos un mejor encuadre para valorar de otro modo las prestaciones y que su conducción ofrezca satisfacciones, al menos, distintas de otros deportivos más potentes y caros.

Lo normal es que quien siente la pasión por la conducción también la sienta por la tecnología.

 Bastidor y motor

Dos pilares sustenta al 4C en esta parcela: su carrocería, ligera y resistente, y las prestaciones del motor.

La primera está basada en un bastidor de fibra de carbono, como los Fórmula 1, de 65 kg, mecanizado en bolsa de vacío y polimerizada en una autoclave para obtener la máxima rigidez con el menor peso. Sobre el bastidor se atornillan otros 2 bastidores, delantero y trasero, de aluminio, y una barra antivuelco del último material y con soportes de acero de alta resistencia. El exterior es de fibra de vidrio, salvo los paragolpes, que son de poliuretano.

Solo para dar una idea de la resistencia del conjunto, en una prueba de choque lateral a 50 km/h únicamente se produce la rotura parcial de la estructura de la fibra de carbono, sin apenas deformación, que en una carrocería de acero se deformaría al interior en 30 cm.

El propulsor es nuevo y de gasolina, con 1.750 cc y turboalimentado. Ofrece 240 CV, con la particularidad de que entre 2100 y 4000 revoluciones dispone del par máximo, de 350 Nm. Esto se consigue con la tecnología Scavenging que controla con extrema precisión el ángulo y cruce de las válvulas para generar un flujo de aire directo del colector de admisión al escape, produciendo una postcombustión en el último para que no decaigan las revoluciones del turbo cuando al ahuecar el acelerador y contar así con potencia inmediata al volver a acelerar.

La propulsión (tracción trasera) se asocia a una caja automática de 6 velocidades y doble embrague en seco desarrollada y optimizada para el coche por Alfa. El coche no tiene palanca de cambio pues se controla por botones. Además dispone de un dispositivo DNA, que permite variar su «temperamento» en 3 posibilidades: Dynamic, Natural y All Weather, que en el C añade un cuarto modo Race para incrementar sensaciones deportivas desactivando las ayudas electrónicas VDC y ASR y forzando una respuesta más rápida al acelerar, con el cambio en manual (a gestionar desde las levas del volante), minimizando las transiciones de marcha.

Por cierto, en cada modo cambia el color e información en el cuadro mandos digital y, por ejemplo, en Race muestra un cuadro de acelerómetro como el que vemos en las transmisiones televisivas de Fórmula 1.

Otra particularidad del 4C es su dirección, sin servoasistencia y con una relación de giro que permite abordar hasta el 90 por ciento de las curvas sin soltar las manos del volante. A su vez, los frenos de discos autoventilados permiten pararlo desde 100 km/h en solo 36 metros.

Por supuesto la fabricación del 4C es artesanal y de su producción se responsabiliza la planta de Maserati en Módena.

Adrenalina

Tras la explicación técnica pasamos a la prueba, que a todos se nos quedó corta, por el recorrido y las posibilidades que depara una carretera con sus restricciones. De cualquier modo los escasos km desde la sede de Fiat en Alcalá de Henares hasta al Alto del Gurugú fueron toda una experiencia e inyección de adrenalina que me hicieron rememorar muy antiguas sensaciones con coches tan ligeros y «todo atrás», en esta ocasión con más potencia y seguridad.

Una vez más, si apasiona conducir este «juguete» no defraudará, pero su único detalle funcional es un pequeño hueco tras el motor donde meter un trolley y, si vas acompañado, compartir equipaje, que tampoco es cosa mala…

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