“Para llegar a ser un gran operador lo primero que hay que hacer es asegurarse de que se aprende de todas las operaciones que se hacen en el mercado”. Es una de las muchas citas que ilustran la obra Gánate y ganarás en Bolsa. El éxito radica en tu interior, del broker español José Antonio Madrigal. El operador, que comenzó a trabajar en Bolsa con 17 años, defiende que la clave para realizar operaciones rentables en los mercados está dentro de uno mismo: “Usted y sólo usted tiene todo lo necesario para lograrlo: una mente que puede dirigir hasta aquello que quiere obtener”. Aparte de esa psicología de ganador, una formación sólida y una metodología de inversión serían las otras patas del éxito en la inversión bursátil que siempre ha de ser a largo plazo: “En el corto plazo las tendencias no son rentables por su alto grado de inestabilidad, volatilidad y riesgo”. De lectura ágil, son muchas las informaciones útiles del libro, basadas en la propia experiencia en los mercados del autor: en el corto plazo es fácil perder dinero, no es aconsejable comprar en un mercado bajista porque lo más probable es que siga bajando, la formación y los conocimientos sobre la inversión no se adquieren de la noche a la mañana, etc.

El objetivo que Madrigal se plantea es extremadamente ambicioso: que el lector se convierta en su propio asesor financiero, aunque para conseguirlo deba desterrar las influencias que vienen de fuera y seguir los consejos del autor, a menudo un tanto kamikazes: “Deje de perder el tiempo escuchando noticias o leyéndolas, operando dejándose guiar por decisiones de terceros, cosa que es aún peor, sean analistas, bancos, gestoras u otros que ofrecen sus recomendaciones a través de distintos medios, como las más tradicionales radio y televisión y los más actuales como páginas webs o correos electrónicos”. El autor no se anda por las ramas ni con intermediarios financieros ni con medios de comunicación, pero tampoco con las empresas cotizadas:   “En Bolsa se venden expectativas futuras y por muy sólidas que aparenten ser las empresas, pueden acabar desplomándose como un castillo de naipes”.