La huelga general en Francia y el proceso de movilizaciones que vive el país galo a consecuencia de la aprobación de una nueva Ley del Trabajo podría encontrar algún eco en España. El sindicato UGT, que ha cambiado recientemente su dirección, ha amenazado hoy al nuevo Gobierno que salga de las urnas tras las elecciones del 26-J, con elevar el tono de la “confrontación social” si el nuevo Ejecutivo no negocia un plan de medidas urgentes que ponga remedio a la “situación límite” que, en opinión del sindicato, vive el país.

UGT ha acompañado la advertencia con un informe de situación del mercado laboral, que, titulado con un expresivo ‘Se crea empleo pero de baja calidad; la precariedad se extiende’, ilustra sobre la evolución de salarios y condiciones de trabajo en el transcurso de la crisis, y en especial tras la aprobación de las dos últimas reformas laborales, la del 2010 y la de 2012, del PSOE y del PP respectivamente, que el sindicato insiste en derogar.

UGT, que lanza también algunas advertencias a CEOE, insiste en acabar con el proceso de devaluación de los salarios y de las condiciones de trabajo que se ha visto muy favorecido por la última reforma del PP.

La central exige acabar con las condiciones de “esclavitud” que se dan en sectores como la hostelería. “Es el sector donde más se han devaluado los salarios, con sueldos de 400 euros, por debajo del salario mínimo”, aclara Gonzalo Pino, secretario de políticas sindicales de la central.

Síntomas de debilidad

Sin embargo, el propio Pino matiza que el sindicato no está en las “mejores condiciones” para promover una huelga general, y aunque no la descarta, circunscribe el proceso a medidas que permitan trasladar a los trabajadores que hay que “volver a la normalidad”, y restablecer la “correlación de fuerzas”. “No estamos hablando de huelga general. Hablamos de recuperar el sentido común”, afirma.

La ambigüedad en el mensaje de UGT tiene mucho que ver con la llegada de una nueva dirección a la central, tras el último congreso donde Pepe Álvarez desbancó las posibilidades del candidato por el anterior líder de la central Cándido Méndez.

Ya hace unas semanas, el propio Álvarez fue el encargado de endurecer el discurso y advertir que el sindicato no se prestará a “fotos” como la que CCOO y UGT brindaron al Gobierno con la aprobación de la nueva ayuda de 426 euros a los parados de larga duración, que las centrales negociaron directamente con Rajoy.

Ahora, la revuelta en Francia y la cercanía de las elecciones, que se celebrarán el domingo, han dotado a UGT de nuevas armas en su intento por agitar el fantasma de la confrontación. Una confrontación, por cierto, que en el caso francés, ha sido vista por el líder de la otra gran central, CCOO, Ignacio Fernández Toxo, como un síntoma de la “debilidad” del sindicato convocante de las protestas francés, la CGT, según destacó el líder de CCOO el pasado miércoles en unas jornadas de su sindicato celebradas en Madrid.

Advertencia a los empresarios

Volviendo a UGT, el sindicato se ha referido también al proceso de fijación salarial, el AENC, que marca el rumbo de los salarios negociados en convenio, y cuyo último tramo, la subida para 2017, está pendiente de firmar con la patronal. En este sentido, el secretario de política sindical de UGT, Gonzalo Pino, que sustituye en esta tarea a Toni Ferrer tras el cambio de dirección, ha informado de que el sindicato no ha obtenido respuesta de CEOE a su reclamación de retomar la negociación en torno a la subida salarial para 2017.

“No hay en este momento una colaboración de la patronal para llegar a este punto”, ha dicho Pino, después de criticar algunas declaraciones del líder de CEOE, Juan Rosell, en relación con la estabilidad en el trabajo y el curso de las negociaciones con los sindicatos sobre el avance salarial para el año próximo.