El silencio de la memoria

25/01/2019

Miguel Ángel Valero. Ayanta Barilli disecciona el amor, el pasado y sobre todo la necesidad de escribir en "Un mar violeta oscuro", finalista del Premio Planeta 2018.

Era muy difícil hacer buena pareja con «Yo, Julia«, de Santiago Posteguillo, Premio Planeta 2018. Pero «Un mar violeta oscuro», de Ayanta Barilli, lo logra de sobra. Se trata de una novela que habla de mujeres que eligieron a hombres que no las supieron amar: Elvira se casó con Evaristo, un demonio que sembró el miedo y la locura y se ganó ppr méritos propios el apodo de Belcebú; su hija Ángela, lo hizo con un marido siempre ausente, siempre en brazos de otras mujeres; y la nieta, Caterina, también se enamora de otro ser diabólico.

La historia la cuenta Ayanta, la cuarta generación de unas mujeres que se rebelan, cada una a su manera, de un destino que parece ineludible, el de estar sometidas a las condiciones sociales que les tocó sufrir, y que luchan por ser felices, por ser libres.

Para Ayanta Barilli (Roma, 1969, escritora, periodista, directora y presentadora de programas culturales en radio y televisión, exdirectora artística del Teatro Lara, «Un mar violeta oscuro» es su primera novela (en 2013 publicó «Pacto de sangre. Vidas cruzadas», a medias con su padre, Fernando Sánchez Dragó).

La novela, que bien podría haber ganado el Planeta (con permiso de Santiago Posteguillo y su dinastía juliana), habla, en boca de Ángela, «de la necesidad de escribir para quebrar el silencio de la memoria». Y hacerlo desde la pregunta básica: «¿Cómo puedo saber quién soy si no sé quién eres tú?».

«Siempre había querido escribir, pero nunca encontraba el cabo de la madeja, ese hilo fino que te conduce por el laberinto de una historia hasta vencer al monstruo, que no es más que el miedo a no saber contarla», cuenta Ayanta.

Al fin y al cabo, escrbir es tratar de «encontrar la forma justa de que encajen todas las piezas sueltas de mi memoria». La protagonista escribe que «a través de estas páginas, viajo al pasado para remediar errores y reconducir extravíos ajenos». Porque «el pasado solo era el compendio de lo que perdimos, y el futuro, un mal sueño cuyo final conocemos».

«La verdadera muerte acontece cuando el recuerdo emocionado se diluye hasta desaparecer», escribe Ayanta, que proclama que «solo la palabra escrita nos salva del olvido y nos devuelve el deslumbramiento del principio».

El problema es que «cada pregunta me genera otra pregunta que acaba conduciéndome a la anterior. Un paso adelante, dos atrás y vuelta a empezar desde el asfixiante cubículo de mi ignorancia».

La solución está en descubrir que «lo más importante es encontrar la pregunta adecuada, aquella que de la manera más lógica se contesta a sí misma, que se despliega como la prueba de una hipótesis».

¿Te ha parecido interesante?

(+2 puntos, 2 votos)

Cargando...

Aviso Legal
Esta es la opinión de los internautas, no de diarioabierto.es
No está permitido verter comentarios contrarios a la ley o injuriantes.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios que consideremos fuera de tema.
Su direcciónn de e-mail no será publicada ni usada con fines publicitarios.