CaixaBank tiene unos 35.600 empleados, y Bankia, otros 16.000, por lo que la nueva CaixaBankia nacerá, si así lo aprueban los respectivos consejos de administración el 13 de septiembre, con más de 51.000 trabajadores. Aunque algunos calculos hablan de que sobran 10.000 empleos, las estimaciones preliminares que se han manejado en las negociaciones de fusión, la integración afectará a unos 8.000 empleados, una cifra similar a la estimada por un informe de Barclays Bak (7.500). Tanto de la red de sucursales, donde se cerrarán unas 1.500, el 25% de las 6.115 oficinas, como de los servicios centrales.

Esto significa un ajuste que equivale a la mitad de la actual plantilla de Bankia. La entidad nacionalizada ya tiene experiencia en este tipo de decisiones: en 2013, ya con José Ignacio Goirigolzarri al frente, se tuvieron que ir 4.500 empleados; y en 2017, con la absorción de BMN, 2.510.

CaixaBank, por su parte, hizo el mayor ajuste de plantilla de su historia en mayo de 2019, con la marcha de más de 2.000 empleados.

Ahora, el nuevo grupo tiene que hacer un ajuste similar al que han abordado las dos entidades por separado en los últimos años. Lo hará por vías no ‘traumáticas’, mediante prejubilaciones y bajas incentivadas.

Los cálculos preliminares hablan de un coste medio  de 300.000€ por cada trabajador que abandone la entidad, lo que permite estimar un impacto máximo de 2.400 millones.

Pero si se toma como referencia el ajuste de plantilla de CaixaBank, que es el más reciente, el coste medio de cada empleado que dejó el banco fue de casi 400.000€. Esto eleva el impacto máximo del ajuste de plantilla a los 3.200 millones.

¿Cómo va a financiar CaixaBankia ese ajuste de plantilla?. Con el beneficio, puramente contable, que se generará con el fondo de comercio negativo. CaixaBank comprará Bankia, mediante canje de acciones, a un precio muy inferior al de su valor en libros. Ahora su capitalización en Bolsa es de 4.250 millones y tiene un patrimonio de 10.000 millones. La diferencia entre lo que paga y ese valor en libros se llevará a beneficios y con una parte de éstos se podrán pagar los costes de reestructuración de la integración.

Además, hay que tener en cuenta el ahorro generado por el cierre de sucursales. El informe de Barclays Bank habla de «un potencial de ahorro anual de casi 500 millones».