El contrato fijo discontinuo, la modalidad con la que el Gobierno pretende sustituir a los contratos temporales, acumula una caída del 10% un año después del inicio de la pandemia, según los últimos datos del Ministerio de Seguridad Social correspondientes al mes de marzo.
Los 327.000 afiliados medios con ese tipo de contrato, un indefinido pensado para el campo y el sector turístico, registrados el pasado mes de marzo, suponen un 9,7% menos respecto a los 362.000 que había un año atrás, justo cuando se declaró el estado de Alarma y se aprobaron las mayores restricciones respecto al desplazamiento de las personas.
Sin embargo, el número de estos contratos, el instrumento elegido por el Ejecutivo para evitar el abuso de la contratación temporal injustificada, se sitúa al nivel alcanzado en 2017, cuando, tras más de una década de avances, el número de fijos discontinuos superó los 328.000 compromisos.
La estadística ofrece la evolución de este tipo de contratos desde el año 2005. Según la serie de afiliación media por tipo de contrato y grupo de edad de la Seguridad Social — el ministerio de Trabajo no ofrece datos desagregados al respecto —, este tipo de contrato superó los 200.000 afiliados medios en un mes de marzo durante el año 2007.
Desde entonces, y a pesar de la crisis finaciera, este tipo de contrato experimentó avances cada año, tomando el mes de marzo como referencia, en todas las ocasiones salvo en una, al inicio de la crisis.
Así llama la atención el crecimiento del 8% el año 2010, con más de 240.000 contratos. Y el 3% logrado en 2012, en plena crisis de deuda en la zona euro.
Desde entonces, y hasta la crisis Covid, el contrato fijo discontinuo ha experimentado avances anuales cada mes, llegando a rozar los 400.000 contratos en mayo de 2017; que se superaron ampliamente un año después, en mayo de 2018, con 425.000 afiliados medios en alta con este tipo de contrato.
Un año después, en mayo de 2019, se superó una nueva cota, con 452.000 afiliados medios; muy cercana a los 446.000 de octubre de ese mismo año.
Un contrato ligado al turismo y el campo
El contrato fijo discontinuo pretende ofrecer estabilidad a las personas que realizan actividades estacionales, propias de sectores como el agrícola y el sector turístico.
Sin embargo, llamativamente, durante la época estival, suele caer el número de afiliados con este tipo de contrato precisamente en los meses de julio y agosto, con respecto a los meses anteriores.
Así, en 2020, el número de fijos discontinuos cayó hasta los 275.000 en julio y 265.00 en agosto, frente a los más casi 400.000 de mayo.
Un año antes, en 2019, el mes de julio significó la pérdida de más de 150.000 fijos discontinuos, desde los más de 450.000 de mayo, hasta los poco más de 300.000 del mes de julio.
El Gobierno, reunido en la mesa de diálogo social, pretende limitar la utilización de los diferentes contratos de naturaleza temporal. Y fomentar en su lugar el uso de este contrato fijo discontinuo, que ha dado muy buenos resultados en algunos territorios, como Baleares.
Sin embargo, los empresarios se oponen a la desaparición de este instrumento, con el cual las empresas suelen ajustar sus necesidades de mano de obra, aun cuando la ley proscribe su utilización injustificada.
Ayer, el sindicato Comisiones Obreras llamó al Gobierno y a los empresarios a suprimir el contrato temporal “antes de fin de año”. Según el sindicato, la utilización abusiva del contrato temporal perjudica la economía, al incentivar a los empresarios a la búsqueda de un modelo de negocio basado en la precariedad y los bajos salarios.
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