Ya sé que tenemos mala prensa los especuladores pero les prometo que somos gente normal. Tan normal como usted. Lo que nos diferencia es que un buen día, hartos de que nos engañaran en el banco, decidimos tomar las riendas de nuestro dinero,ganarlo o perderlo sin intermediarios.

En mi caso, llegué a la especulación de la manera más inesperada. Una indemnización por despido y un tipo de interés ridículo que hacía a todas luces inviable dejar el dinero en el banco. La inflación se lo iba a comer antes de que me diera cuenta, por mucho que el director de la sucursal asegurara lo contrario, así que decidí que tendría que moverlo yo.

¿Es usted una persona medianamente inteligente? Si la respuesta es sí, usted está en condiciones de llevar las riendas de su dinero y no dejarlo de por vida en un fondo de pensiones, en cuyo rescate tendrá por socio a Hacienda, o en un fondo de inversión donde su gestor le puede decir sin que se le caiga la cara de vergüenza eso de “este año ha caído la Bolsa así que hemos perdido dinero”. Obviamente, el que ha perdido es usted y no el banco, que le ha cobrado en comisiones un auténtico dineral sin importarle un carajo su rentabilidad.

Evidentemente, no se puede tomar hoy la decisión de manejar su dinero y mañana ponerse alegremente a invertirlo. Si lo hace así, será pasto de los leones y su dinero pasará con total diligencia y entusiasmo a las cuentas de los que se han preparado para eso. Pero le aseguro que no es tan complicado aprender a manejarse en este mundillo. Ponga el dinero que desee destinar en un plazo fijo de un año y comprométase a que cuando venza usted estará en condiciones de manejarlo para conseguir una rentabilidad superior a la que ha obtenido por tener su dinero inmovilizado.

Utilice ese año para leer, para consultar, para aprender. Métodos hay cien y todos ganadores. Comprenderá rápidamente cuál de todos se adapta mejor a su perfil de inversor e incluso de persona. Hay especuladores intradiarios, de corto plazo, de medio plazo y de largo plazo, aunque yo siempre digo que un inversor a largo plazo es un especulador al que le salió mal la jugada.

Lea todo lo que caiga en sus manos. Afortunadamente, los grandes gurús están casi todos traducidos al español y, más afortunadamente, en España tenemos gurús de primera aunque no siempre estén valorados. Don Antonio Sáenz del Castillo, José Luis Cárpatos, José Luis Cava, Francisco Llinares, Alexey de la Loma, Aitor Zárate, Javier Alfayate o Luis Ortiz de Zárate serían inmensamente populares en cualquier otro país que no fuera España. Son buenos, muy buenos. Cada cual con sus métodos, sus ondas, sus análisis y sus medias o sus velas diarias, semanales o de un minuto son de los mejores del mundo, pero aquí les tachamos de vendedores de crecepelo sin haberles escuchado. Yo me tomé la molestia de leerles a todos y de escuchar a muchos de ellos en directo y de todos he aprendido una cosa: no es tan difícil como nos quieren hacer ver y cualquiera con dos dedos de frente puede hacerlo.

Modestamente, en esta sección que me brinda diarioabierto.es me propongo exponerles lo que hago, cómo lo hago y por qué lo hago. Podrán ustedes saber qué valores estoy siguiendo, el momento en el que entro en ellos, si lo hago al alza (largo) o a la baja (corto), por qué en ese momento y no en otros y, finalmente, qué resultado obtengo de cada inversión que realizo. Verán ustedes gráficos, líneas y análisis que realizo a diario y se sorprenderán de lo sencillo que resulta y el poco tiempo que lleva.

Pondré las cartas sobre la mesa, sin trampa ni cartón, sólo por el puro placer de demostrar que cualquiera puede hacerlo; por acabar con el mito de que sólo los brokers saben de esto. Es más, tengo la sana intención de demostrar que muchos de ellos tienen mucha menos idea que yo de esto.

Y si acceden, tengo la sana intención de presentarles a algunos de mis colegas en este arte. Muchos de ellos son auténticos genios de los que aprendo cada día, con sus propios métodos, con sus propios análisis. Independientes de todo y de todos. Gracias a todos ellos he aprendido muchas cosas y me lancé al más difícil todavía: crear mi propio indicador y mi propio sistema automático. Todo ello se lo iré explicando pormenorizadamente.

Les hablaré en un lenguaje simple y directo. Se sorprenderán más de una vez de leer cosas que han pensado en más de una ocasión. No se extrañen. A todos nos han hecho las mismas cosas, nos han asaltado las mismas dudas y nos han entrado ganas de retorcer el pescuezo a más de uno.

No les animo a que me sigan o me copien. Es más, sería una locura que lo hicieran. Sólo quiero que adquieran conciencia de que les están engañando, que se tomen la molestia de formarse y que, al menos, cuando lleguen al banco y les hablen de preferentes no se dejen embaucar. Con que sólo uno de ustedes adquiriera confianza suficiente para manejar sus inversiones atendiendo en exclusiva a su criterio me daría por más que satisfecho.

Y en estas primeras tomas, nada mejor que dejarles una recomendación en forma de libro. La primera será dedicada a uno de los más grandes especuladores de todos los tiempos, André Kostolany. Lo ideal sería conseguir “El fabuloso mundo del dinero y la Bolsa”, pero lamentablemente está descatalogado. En su ausencia, les recomiendo “El arte de reflexionar sobre el dinero”, a pesar de su más que lamentable traducción. Kostolany era un auténtico genio y muchas de las cosas que él hacía ya no son posibles, pero su filosofía merece una reflexión. Afortunadamente, fue de lo primero que leí y me sirvió para allanar el camino del aprendizaje.

Nos vemos en el parqué.