Una sesión calcada de la del viernes para comenzar la semana. Mucho ruido de apertura, con bajada incluida hasta más allá de los límites de la lógica pra comenzar desde media tarde una recuperación que nos llevó al punto de origen. La diferencia estriba en que esta vez no se pudo cerrar en positivo, pero las pérdidas se minimizaron en el SP hasta el 0,16% y en el Dow hasta el 0,22%, mientras el Nasdaq Composite conseguía una nada desdeñable subida del 0,55%.

De locos pensarán ustedes, pero nada más lejos de la realidad. En esto de los mercados de valores es más cierto que en ninguna otra prte que yo conozca eso de «que viene el lobo», pero con la variedad de que cuando viene de verdad nadie avisa. Y ayer el lobo eran los temores americanos a los nuestros test de estrés para su banca y los detalles que se va conociendo sobre lo que la Fed va a exigir a sus entidades financieras para que vuelvan a repartir dividendos. En otras palabras, ni ellos mismos se creen que vayan a cumplir los requisitos.

Así que los bancos se dieron un auténtico festín bajista que contagió a muchos de los principales valores del mercado y arrastró al resto. Lo raro a media sesión era encontrar algo que subiera. Pero por arte de birlibirloque la situación cambió y aunque los bancos siguen en el disparadero, los demás decidieron ir por su cuenta, al punto de que casi consiguen darle otra vez la vuelta a la tortilla.

Total, que entre excusa y excusa, el factor negativo sigue pesando. Sin que el sector financiero acompañe es muy complicado creer en una mejoría de la Bolsa, por mucho que haya vuelto a los niveles previos a la crisis griega y que algunos hayan marcado muy recientemente máximos anuales.