El secretario de Estado de Hacienda y Presupuestos, Carlos Ocaña, acudió este martes al Congreso de los Diputados a explicar cómo va la caja del Estado. Y dio una buena noticia: la caja va bien. En los diez primeros meses del año, el déficit se ha reducido un 40%, lo que significa que no se han gastado 28.000 millones de euros respecto al ejercicio anterior y que hasta finales de octubre se ha contenido el déficit público hasta colocarlo en el 2,9% del PIB, lo que equivale a 31.263 millones de euros.

El propio Ocaña, con su aire de habilitado bancario –camisa blanca, chaqueta gris y corbata granate– destacó la bondad del ajuste por la credibilidad que nos proporciona frente a las nuevas turbulencias de los mercados. En los diez primeros meses del año el Estado ingresó 151.600 millones de euros, un 8% más que en 2009. Los ingresos impositivos aumentaron un 10,9% gracias al crecimiento del IVA, a la recuperación del ritmo mensual de las devoluciones frente a la liquidación anual del ejercicio anterior y a la subida del impuesto que, sin embargo, “ni ha hundido el consumo ni la recaudación” como algunos analistas pronosticaron. En cambio, el impuesto de sociedades sigue “plano”. La recaudación por impuestos especiales crece un 4% y el resto es IRPF.

Frente a esos 151.600 millones de ingresos, los pagos han sido de 146.700 millones, un 0,6% menos que el año pasado si descontamos el servicio de la deuda. Este balance positivo lo atribuye Ocaña a la recuperación de la actividad económica. Aporto una frase para que titulemos con optimismo: “La recuperación se ha iniciado, pero es débil”. Y aseguró que “la consolidación fiscal está debidamente encauzada, aunque tenemos que perseverar en la austeridad y seguir con los planes (de ajuste y reformas estructurales) hasta 2014”.

Puesto que dos horas antes, el gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, había desenfundado el hacha de poder las pensiones en el Senado, cámara gerontocrática, Ocaña afirmó que, en efecto, esa reforma no puede esperar. Y puesto que el representante de la autoridad monetaria volvió a invocar la austeridad de las autonomías y afirmó que la estabilización fiscal no está exenta de riesgos, el representante del PP, Vicente Martínez Pujalte, preguntó a Ocaña si eso significa que el Gobierno no abrirá la mano con Ruiz Gallardón. A lo que el habilitado contestó que “el planeamiento es el planeamiento y no creo que se puedan hacer excepciones”. O sea que la caja está bien sin Gallardón cerca.