O de cómo la semana de la moda en Madrid ha evolucionado de diosa frigia representada en la mitología sobre un carruaje que simboliza la superioridad de la madre Naturaleza -a la que rinden pleitesía los regios leones que tiran del carro- a nombre femenino de origen latino,  marca de una mítica compañía de automóviles de lujo. Rebautizar la pasarela madrileña -inaugurada por una Aguirre cada vez más risueña y menos Presidenta- en detrimento de fémina tan emblemática para el sentir capitalino, bien puede deberse a la escasez monetaria de las arcas institucionales. Y es que la limitación de dineros en esta época sombría para los derroches también privó a la concurrencia de un sarao indispensable: la fiesta Larios que si bien cayó en decencia en sus últimas ediciones, fue echada de menos… Sin embargo, para algarabía de los afortunados invitados, el Hotel Villa Magna&Yo Dona con el impagable Iker Monfort y Charo Izquierdo como respectivos anfitriones, pusieron el revulsivo con una noche  repleta de exquisitas viandas y música pegadiza hasta la madrugada.

La sorpresa de esta edición ha venido de mano de la joyería: Aristocracy no nos dejó huérfanos de glamour, organizando el desfile más vistoso, con un impresionante despliegue tecnológico, la mejor puesta en escena y piezas over size para la perfecta visualización de cada detalle.  Para los que apreciamos la moda como arte, como expresión, como espectáculo, como fuente de ideas e inspiración, esa ruptura con lo previsible capitaneada por Emiliano Suarez ha supuesto un soplo de aire fresco impulsando la pasarela madrileña hacia horizontes más ambiciosos. ¿Por qué reducir el potencial de la moda al lenguaje exclusivo de la ropa cuando el calzado, los complementos, las joyas, el estilo de vida y hasta la manera de comportarse configuran la moda en toda su extensión? La guinda a este estreno fue la fiesta organizada en Lucy Bombón -el local más solicitado de las últimas semanas para reservar mesa- con una convocatoria de órdago responsabilidad de Jacob Bendahan. Sutil aclaración para los no iniciados: el manejo de las celebrities también es un arte. Hay que conocer quiénes convocan personajes de juguete -presuntos novios, hipotéticos amantes, supuestos ex, aspirantes a… – y quiénes son capaces de movilizar a la élite financiera, empresarial, artística, mediática, literata e institucional. Hablando de instituciones ¡cómo me chocó ver a Manuel Cobo aguardando la llegada de Botella en la puerta de Ifema! El mundo al revés supongo… Mientras cavilaba sobre los caprichos de la política alguien susurraba sibilinamente en la primera fila -front row en el argot fashionista–  que “el trasero de la nueva alcaldesa luce mejor observando modelitos en la pasarela que gestionando desde un despacho regalado”. Tal cual… Sin prever grandes obras o infraestructuras -necesidades ya cubiertas- podríamos motivar a la flamante edil para convertir Madrid en ciudad cultural de referencia -la cultura no es un bien público costoso-, considerando como forma expresión cultural la moda, que además crea empleo y riqueza. Si hasta la fecha los desfiles de la antaño Cibeles han sido sólo reseñables  en España sin consolidarse como parte del circuito internacional, Botella debería esforzarse en dar el empujoncito necesario que nos aúpe a la flor y nata en este ámbito. Escuelas de diseño, fotografía o estilismo que formen a los mejores candidatos del planeta, concursos de jóvenes diseñadores patrocinados por grandes empresas atrayendo como jurado a diseñadores legendarios, a los más prestigiosos fotógrafos, a estilistas de renombre o a los más cotizados modelos de diferentes décadas, homenajes a los grandes de la moda, exposiciones, desfiles al aire libre en localizaciones emblemáticos de la capital, cierre de acuerdos estratégicos con las publicaciones femeninas y life style con presencia internacional… Potenciando la MBFWM como merece, Madrid podrá equiparase a las pasarelas de Milán, París o Nueva York. En otros muchos aspectos nuestra capital ya es moda.

Twitter: @CarmelaDf