Las perspectivas apuntaban desde primera hora a un acuerdo entre Grecia y sus bancos acreedores suficiente para evitar la quiebra del país y de buena parte de quienes respaldaran los seguros de impago del país heleno. Y a partir de las cuatro de la tarde. el inminente acuerdo dio alas a las Bolsas, excepto al Ibex, que sólo consiguió unas alitas pequeñas y volvió a quedar rezagado.

Es el sino del selectivo español. Se agota a las primeras de cambio en los arranques y se queda rezagado frente al resto de mercados con demasiada habitualidad. Los inversores tiene claro que no está el horno patrio para bollos y mientras haya otros mercados en los que las cosas están más claras no van a traer su dinero aquí, donde todo apunta a una huelga general. Con toda lógica, si tienen que elegir entre el Dax alemán o el Ibex español, elegirán el índice germano, porque no hay color.

Complementariamente, al Ibex le lastra más agudamente que al resto cualquier problema en Grecia, ya que se traslada de inmediato a la cotización de valores del sector financiero y todos conocemos el peso de los bancos en el selectivo español, muy superior al de otros índices.

Y no hay que dejar caer en saco roto la desconfianza que ha generado entre inversores y analistas la apuesta del Gobierno español de elevar el techo de déficit desoyendo a Bruselas. Nadie ha levantado abiertamente la voz, pero muy bajito van contando sus temores y, sobre todo, abandonando sus posiciones en la Bolsa española hasta que se aclare el panorama, preferiblemente con un acuerdo con la UE.

La lástima es que en el conjunto de los mercados europeos el balance pudo ser mejor de no haber mediado un periodo en el que el mercado no encajó bien las nuevas previsiones del Banco Central Europeo (BCE), que hablan abiertamente de recesión en la Eurozona. Algunos analistas subrayaron que lo que peor encajaron los inversores fueron unas palabras del jefe del BCE, Mario Draghi, que subrayaba que de producirse sorpresas será en todo caso a peor.

En definitiva, que hoy mandó Grecia y la bonanza ha vuelto a poner de manifiesto las diferencias entre unos y otros. Parafraseando al famoso anuncio, Grecia nos da alas, pero las del Dax o al CAC son de cigüeña y las del Ibex son unas alitas de golondrina. Lo único que pudo hacer el selectivo español fue estar pundonoroso.

Al cierre, el Dax alemán subió un 2,45%, el CAC un 2,54%, el FTSE, más alejado de la vorágine greiga por no pertenecer al euro, un 1,18% y el Ibex un 1,78%